Alejandro Sanz y Raquel Perera protagonizaron una mediática ruptura el verano de 2019 después de más de diez años de relación. Con un comunicado publicado en sus respectivas redes sociales, la pareja anunciaba que el amor entre ellos se había acabado y que iban a tomar caminos diferentes, pero que velarían por el bien de los dos hijos que tienen en común, Dylan de nueve años y Alma de seis.
Fue entonces cuando el músico y la empresaria vivieron una complicada guerra judicial que, tras un año de proceso, se resolvió con un acuerdo de divorcio por el que Raquel se ha mudado a España con sus hijos. La pareja siempre había mostrado su deseo de mantener una buena relación, pero el cruce de acusaciones por la disconformidad con las cantidades de la manutención estuvieron a punto de acabar en con su buena sintonía.
Meses después de resolver sus desavenencias, la empresaria ha publicado una fotografía en Instagram con la que demuestra que el contacto con su expareja va más allá de lo cordial y, días después de felicitar al hijo mayor del cantante fruto de su relación con Valeria Rivera, ha recuperado una fotografía de 2014 en la que aparecen junto a sus hijos con una bonita reflexión: "En mi mundo, el tejido familiar es impermeable. No se ve afectado por ningún cambio de temperatura".
Varios hashtags completaban su mensaje: "Hablando claro", "hay cosas inquebrantables", "reflexión para los que no ven lo importante de la familia", "patrimonio emocional", "la armonía existe" y "la vida es bella", fueron las palabras elegidas por la protagonista.