Considerada como una de las actrices más "sexy" del mundo, y también de las mejor pagadas en Hollywood, Scarlett Johansson celebró este pasado fin se semana su boda con el cómico norteamericano Colin Jost, durante una ceremonia muy privada, a la que sólo asistieron los íntimos de la pareja, en la ciudad de Palisades, del estado de Nueva York, donde ella tiene desde hace un par de años la mansión donde vivirán los tortolitos y que le supuso el desembolso de cuatro millones de dólares. Pensaban ambos haber contraído matrimonio el pasado verano pero tuvieron que aplazarlo en pleno avance del Covid-19. Y aunque la pandemia no ha dado signos de desaparecer, Scarlett decidió de común acuerdo con su novio que lo mejor era casarse, aun a costa de reducir drásticamente los invitados a su enlace y preservar las distancias entre los que sí acudieron.
Scarlett, de treinta y ocho años. conoció a Colin Jost, tres años mayor, cuando éste la invitó a su programa "SNL", (Saturday Night Live) de gran audiencia en los Estados Unidos. De aquel encuentro, el presentador se quedó con la imagen de la explosiva actriz, pareciéndole muy guapa, inteligente y dulce. A ella lo que le gustó más de Colin fue su gran sentido del humor, naturalmente, pues es la base de su profesión. "Es optimista, tranquilo, divertido", confesaría a People. El caso es que quedaron en verse, aunque esa cita se prolongó demasiado: siete años. Hace dos se reencontraron, iniciando un noviazgo, felizmente cristalizado ahora en boda, la tercera de ella, la primera de él, que es muy alto y tiene buena pinta, que diría el castizo.
Scarlett Johansson comenzó a saborear la popularidad tras intervenir en Lost in Translation, a las órdenes de Sofía Coppola y en Los vengadores. Una mujer tan atractiva, que la revista Esquire eligió por dos veces, llevándola a portada, con la leyenda de ser "la mujer más sexy del momento", y más o menos casi igual por Playboy, es lógico que haya sido deseada por muchos hombres, desde que era jovencita. Con pasaporte danés y norteamericano, rubia normalmente, de ojos muy expresivos, labios carnosos y ondulante figura, que el año pasado entró en un quirófano para que le redujeran los pechos. Creía que así tendría más ofertas en el cine. El caso es que en 2001 se prendó de un guitarrista del grupo Fun, llamado Jack Antonoff. Un año estuvo a su lado, dejándolo por el actor Josh Hartnett, de quien se enamoró rodando juntos en 2006 la película La Dalia Negra. Esperó dos años hasta conocer a otro colega, Ryan Reynolds, con quien se casó por vez primera en 2008. Era tan intensa la carrera cinematográfica de Scarlett que esa fue una de las causas principales para separarse a los tres años. Poco después entró en su vida un seductor perpetuo, de canallesco pasado: Sean Penn. No sabemos quién se cansó antes, porque él acostumbra a quitarse de encima cada mujer de la que se encapricha al poco tiempo de llevarla al catre; así es que a los seis meses, Scarlett quedó con su corazón libre. Lo ocupó en seguida un ejecutivo publicitario, Nate Taylor, con el que convivió año y medio. Hasta que más adelante decidió probar suerte de nuevo ante un juez que la casó civilmente con el marchante de arte de origen francés Romain Dauriac, el año 2014. Esta vez la unión duró tres años, tiempo durante el cuál les nació una niña, Rosa Dorothy. Por cierto: la boda tuvo lugar cuando la pequeña ya tenía unos meses.
Inestable sentimentalmente, como puede deducirse tras lo contado, ahora piensa que a la tercera va la vencida, como reza el refrán. En fin, no seamos pájaros de mal agüero y deseemos suerte a quien es la estrella preferida de Woody Allen, quien la dirigió en Match Point, Scoop y Vicky Cristina Barcelona.