Este miércoles El Programa de Ana Rosa ha abundado en los tejemanejes de Isabel Pantoja, esos que llevaría a hora a su hijo, Kiko Rivera, a arremeter contra su madre no solo en la prensa, con una sangrante entrevista a la revista Lecturas, sino también, y si la situación no se encarrila, en los tribunales.
Así lo explicó Sandra Aladro en el programa, alentando en todo momento a Kiko Rivera a investigar. La colaboradora aseguró que "lo que Paquirri dejó por escrito no es lo que finalmente se firmó, no se cumplió la voluntad de Paquirri", que —en resumen— "no dejó nada a Isabel como propietaria".
Y es que el torero dejó por escrito "que sus herederos universales fueran sus hijos". En ese momento —se explicó— Kiko Rivera no había nacido todavía, puesto que el testamento está datado el día de su boda con Isabel Pantoja, el 30 de abril de 1983. Pero su voluntad de que todos sus hijos sean "herederos a partes iguales universales" es absolutamente clara.
En ese mismo documento que ahora parece traer disgustos a la tonadillera, Francisco Rivera Paquirri dejó a su mujer, su padre y hermanos "el usufructo del tercio de libre disposición, la mitad para cada uno". Pantoja, por tanto, es "usufructuaria de la mitad del tercio de libre disposición".
Lo que, siempre según Aladro, ha hecho Pantoja después ha sido dilatar el máximo posible la conmutación de ese usufructo para conseguir llegar a donde está sin ser heredera. "Da un plazo de tres años para que se pongan de acuerdo las partes y durante estos años Isabel se negó a llegar a un acuerdo, lo dilata".
Aquí es donde también puede arremeter Kiko Rivera, pues el dinero que se habría perdido con ese proceso es fácilmente comprobable. "Cuando se cumplen los tres años Isabel consigue algo que la ley ampara, pero que no estaba previsto en la voluntad de Paquirri", que es "conmutar su usufructo por un bien" una vez las partes se ponen de acuerdo en valorar "cuánto vale esa parte del usufructo".
Al haberse valorado en su momento en 34 millones de pesetas eso "se conmutó por la mitad de Cantora" que es la que hoy pertenece a Isabel Pantoja. En juego están "propiedades, dinero, muchas cosas que hay que investigar".