Kiko Rivera se sentó en el Deluxe para hablar sobre todas las polémicas que habían salido a lo largo de toda la semana y lo cierto es que las zanjó por completo.
Reconoció su deslealtad a Irene Rosales con Alicia, una camarera de su discoteca, y aseguró que se sentía muy arrepentido de haber hablado con ella, porque aunque no hicieron nada le faltó el respeto a su mujer. Después de que Anabel Pantoja, la propia Irene y su madre, Isabel Pantoja, entraran por llamada al programa, el Dj tuvo una de sus peores noches en televisión... y ahora solo le queda recuperarse.
Kiko Rivera tomó el domingo el tren de vuelta a Sevilla y su rostro reflejaba cansancio, pero sobre todo tristeza por todo lo que ha contado públicamente. Y es que ahora, sin duda, le queda un tiempo por delante en el que tendrá que asimilar las declaraciones que hizo ayer.
El Dj fue acompañado por su amigo Rassel y su representante, quienes no se han separado ni un solo momento de él, y fueron su bastón en este viaje de regreso a Sevilla.
En su salida del hotel, el Dj no quiso hacer declaraciones y agradeció a la prensa el apoyo que le da siempre en momentos complicados. Con el rostro serio y sin ganas de articular palabra salió del hotel donde se había alojado, eso sí, agradecido siempre por el apoyo recibido.
Cuando llegó al AVE, Kiko Rivera no quiso desvelar si se va a poner en manos de profesionales para superar este pequeño bache emocional: "Ya se verá". Además explicó que no ha vuelto a hablar con su madre del tema porque para él es complicado: "Ya lo visteis, la historia es como es, volver a repetirlo para mí es complicado".