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La seductora voz de Enrique Ponce, que canta boleros y rancheras a Ana Soria

Enrique Ponce, que se lanza ahora al mundo de la música, acostumbra a cantar boleros y rancheras.

El torero Enrique Ponce antes del comienzo de la corrida de toros celebrada en el coso del Cerro de San Albín en Mérida, este sábado. | EFE

Ha trascendido estos días la noticia de que Enrique Ponce ha grabado un disco con temas del trío Materia Prima y duetos con Julio Iglesias y Estrella Morente. No es reciente la afición musical del diestro valenciano. En sus ratos íntimos con la almeriense Ana Soria, su guapa novia, no es aventurado pensar que debe susurrarle al oído alguno de esos boleros que algunas veces incluso ha interpretado en público. Enrique es un hombre romántico y, aunque le guste también el pop actual, se aproxima más en sus gustos a la música clásica de siempre, la que se bailaba lentamente entre parejas de enamorados, o bien también entusiasta de las folclóricas rancheras mexicanas, de Agustín Lara y José Alfredo Jiménez.

Los toreros, en general, durante sus largos viajes nocturnos en coche, camino de plaza en plaza, suelen entretenerse escuchando pasodobles, o en su defecto, esos boleros y rancheras tan apreciadas por Enrique Ponce. No importa que en los últimos tiempos, los más jóvenes diestros apetezcan un repertorio más moderno, rockero, de hip-hop, reggae, reguetón u otras corrientes. Pero en su situación es que él mismo canta y lo hace con buen gusto, entonación y estilo. En la historia del toreo han existido diestros que combinaban su afición a la música, sobre todo en México. Sucedió con Emmanuel, hijo del matador sudamericano Raúl Hacha Rovira y la cantante de coplas española Conchita Martínez, que fue novillero, mas sufrió una cornada que lo mantuvo tres años fuera de los ruedos, de ahí que cambiara de profesión dejando los ruedos por la música, como romántico baladista. El ejemplo más sonado en España fue el de Enrique Vargas el Príncipe Gitano, que con lo que ganaba en los teatros interpretando coplas, bulerías y fandangos se pagaba los avíos de torear aunque en su novillada de presentación en Zamora, le echaron los dos bichos al corral y sólo pudo contentarse luego en anunciarse en algún festival y en visitas a los tentaderos. Triunfaría como cantaor y cancionero.

En tiempos más recientes Jesulín de Ubrique no se contentaba con llenar las plazas y recibir prendas interiores de sus admiradoras (bragas y sostenes, que fue coleccionando), sino que hasta se presentó como participante en el Festival de la Canción de Benidorm y comercializó un disco hilarante titulado "Toa, toa, toa", o así al menos pronunciaba ese vocablo repetido. Un bromazo del extravagante torero, sin condiciones para la canción, evidentemente. Manuel Benítez el Cordobés no llegó a lo de Jesulín pero parodiaba su propio pasodoble. Doy fe que en la fiesta del bautizo de su hija primogénita, Maribel, amenizó a los asistentes, entre los que me encontraba, con una letra alterada por el mismo que empezaba así: "Manuel Benítez / El Cordobés / eres el rey de las tonterías...", en vez del término torería del original.

El caso de Enrique Ponce hay que situarlo más en serio, como un buen aficionado a la canción que, a partir de animar algunas fiestas entre familiares, amigos y compañeros del toreo, dio un paso hacia adelante y, por ejemplo, en una actuación del trío madrileño Materia Prima en la sala Galileo del barrio de Chamberí, se atrevió a salir al escenario y compartir con su voz solista, Mónica, un bolero, que luego lo incluiría el grupo en un disco de 2010. El tema en cuestión era "Tus besos", una ranchera que podía ser imaginativamente premonitoria para dedicársela ahora a Ana Soria: "Ma has tatuado con tus besos. / De esos besos que no borran / ni los días ni las noches / ni otros besos ni otras bocas. / Me encerraste para siempre / tras tus labios carceleros...". La grabación aparecería en el mercado con fines absolutamente benéficos en favor de la Fundación Sandra Ibarra, que vela por los enfermos de cáncer, enfermedad que sufrió la que fue antiguamente modelo, casada con un conocido presentador de televisión.

Enrique se hizo muy amigo de los integrantes de Materia Prima, los hermanos Juan, Pedro y Mónica Fernández de Valderrama. Con ellos interpretó algunos otros temas, como "Háblame bajito", preferentemente a dúo con la voz solista del trío. Con Julio Iglesias el diestro levantino afincado en la provincia de Jaén mantiene una buena amistad, al punto de que en un vídeo-clip de aquél, se veía, y escuchaba, la voz de Ponce haciéndole coros en la ranchera "Fallaste corazón". Julio prometió a Enrique que interpretaría un tema a dúo con el matador de toros, que es el que aparece en el disco de éste. Se da la circunstancia (lo cual no quita lo uno para lo otro) de que Julio y su esposa se han comunicado con Paloma Cuevas, la todavía legalmente esposa de Ponce, para brindarle su apoyo e incluso sus dos residencias de Miami y Punta Cana.

Otro dueto de Enrique Ponce ha enlazado su voz con la maravillosa de Estrella Morente y ahí hay duende flamenco de por medio. La amistad de ambos se entiende muy bien sabiendo que Estrella está casada con el torero malagueño Javier Conde.

En general la canción le ha servido siempre al torero de Chiva para romper la tensión que cada tarde sufre en las plazas de toros. Esta temporada mucho menos, pues apenas ha hecho el paseíllo una decena de veces por las limitaciones impuestas por la pandemia. Y ello abre, quizás, una posible futura vertiente artística si le da por actuar profesionalmente como cantante. En el terreno particular, también ha mostrado su buena disposición para el baile, compartiendo junto a Sara Baras la pieza "Billie Jean", en un pasado cumpleaños de Antonio Banderas. Días atrás las redes sociales han divulgado unas imágenes del torero danzando al compás de la música de Michael Jackson en su tema "Smooth Criminal". Por lo contado lo mismo se arranca por sevillanas, pasodobles que ritmos pop. Mientras, su pensamiento en los últimos meses está centrado en sus noches de amor junto a Ana Soria. Los papeles del divorcio da la impresión que, de momento, no le corren mucha prisa. El tiempo lo dirá… Que parece la frase del estribillo de un bolero, que bien pudiera cantárselo a su novia en la intimidad de una noche lunera frente a una playa de Almería.

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