La pareja del verano sigue adelante con sus románticas vacaciones ignorando todo lo que se está diciendo de ellos durante las últimas semanas. Enrique Ponce y Ana Soria exprimieron el final de agosto con una excursión por el Cabo de Gata con algunos amigos de la joven. Unas imágenes que es miércoles publica en exclusiva la revista Lecturas y donde el torero vuelve a demostrar que está muy integrado dentro del grupo de amigos de su pareja.
Después de presumir del amor de Ana Soria en las redes sociales durante casi dos meses, Ponce ha borrado todo rastro de ella. A Paloma Cuevas le preocupa que esas imágenes puedan afectar a sus hijas de 12 y 8 años. El torero las ha borrado por prudencia de cara a la firma del divorcio, que será en septiembre en términos cordiales.
Así lo aseguran las revistas Semana y ¡Hola! que afirman que la pareja ha acercado posturas y han contratado a un abogado en común para que lo tramite. Hay condiciones, pero evitarán cualquier batalla judicial por la custodia y el patrimonio.
Las continuas ausencias de Enrique debido a su trabajo marcarán también el importante tema de la custodia de las pequeñas, que estarán a cargo de Paloma, como era su deseo. Además, seguirá residiendo en la casa habitual del barrio de Moncloa. Por su parte, el torero no tendrá ningún problema para ver a sus hijas siempre que quieran. El torero se quedará con la casa que el matrimonio estaba construyendo en la exclusiva urbanización de La Finca en Madrid, donde podría residir con Ana Soria una vez finalizadas las obras.
La Finca Cetrina, en Navas de San Juan, Jaén, que Ponce adquirió antes de casarse en régimen de gananciales con Paloma, seguirá en manos del torero. En cuanto a los bienes comunes, la pareja irá resolviendo este aspecto posteriormente ya que, para ambos, lo primero es acordar las medidas más urgentes que tienen que ver con el régimen familiar.