Rania de Jordania, la Reina que a sus 50 años ha sabido cambiar
La reina Rania de Jordania ha sabido colaborar con el rey Abdalá en tareas de Estado, especialmente de contenido social.
Rania de Jordania celebra este 31 de agosto su medio siglo de vida. Una vida fascinante, llena de "glamour" y frivolidad en sus primeros años de reinado, hasta que supo dejar de lado ese ángulo para cooperar con su esposo, el rey Abdalá II en tareas de Estado, muy en concreto las que tienen un contenido social. Sin duda es también, cuando viaja sola, la mejor embajadora de su país.
La belleza de Rania destacaba en la década de los 90 en las revistas de moda y del corazón. No es extraño que una de ellas, Harper´s Bazaar, la eligiera como "la tercera mujer más bella del mundo". Si comparáramos su atractivo con las monarcas reinantes entonces, no parece que ninguna de ellas la aventajara. Su juventud, la falta aún de experiencia en el trono hachemita respecto a sus deberes regios, le pasaron factura a la hora de comportarse demasiado desenvuelta, cual si fuera una supermodelo o estrella de la pantalla. Quizás no fue advertida de sus excesos; tal vez el amor que le profesaba su esposo, el Rey, quien disculpaba tales errores, la mantenía ajena a muchas críticas en su país, donde desgraciadamente los ciudadanos tienen graves problemas económicos. El caso es que Rania de Jordania se mostraba en las publicaciones rosa con las últimas novedades de vestidos adquiridos en las mejores firmas de París y Londres, capitales que visitaba a menudo sólo para renovar su vestuario. En 2017, por ejemplo, se supo que, sólo en ropa, había gastado 260.000 euros, cantidad que en otras Cortes pasarían inadvertidas pero no, insistimos, en la de Amman, sujeta a una Hacienda no precisamente boyante como la de sus vecinos de los Emiratos Árabes.
Esa "insultante belleza", como los viejos cronistas de moda calificaban a las más elegantes y atractivas féminas, no podía ocultarla ciertamente Rania de Jordania. Pero sus actos resultaban llamativos, impropios a veces de una Reina, como pasar unas vacaciones invitada por el cantante del grupo U2 Bono. Pero, poco a poco, fue cambiando de costumbres y su frivolidad de ayer quedó relegada por otras funciones reales que iría asumiendo, con la complacencia, ya sí, de su pueblo hachemita. A lo que no renunció fue a ir bien vestida, pero sin tanto lujo desde luego.
Había nacido el 31 de agosto de 1970 en Kuwait, adonde sus padres, palestinos, se refugieron por los conflictos de Oriente Medio. De padre médico y llamada Rania Al Jassín, se graduó en Ciencias Empresariales en la Universidad de El Cairo. En una cena de amigos conocería al que iba a ser su marido, el futuro Rey.
El trono de Jordania lo ocupó durante muchos años el Rey Hussein, al que motejaron con buen criterio "El Rey valiente", por su fortaleza para enfrentarse a enemigos de su país. También obró con suma prudencia, rodeado de un polvorín y los enemigos que rodeaban Jordania enfrentados en una lucha sin fin, entre los propios árabes y los judíos. Hussein fue a veces árbitro de esa situación. Afectado por un cáncer cruel, pocos días antes de fallecer decidió nombrar su heredero, entre los once hijos habidos en su matrimonio, a Abdalá, prefiriéndolo respecto al que parecía iba a sucederle, Hassan. Y así, con el nombre de Abdalá II, subió al trono el 7 de febrero de 1999. Ya llevaba, para entonces, casado seis años con Rania, a quien le correspondía según la tradición jordana, ser únicamente princesa consorte. Como lo había sido su suegra, la princesa Muna. Pero Abdalá II, en un gesto de amor hacia su esposa, la nombró Reina: dos meses después de sentarse en el trono.
La historia sentimental de la regia pareja revela la mutua admiración que en un principio no pudieron disimular en aquella cena entre amigos. Algo similar a lo sabido en la de nuestro Felipe VI y Letizia, que mantienen una cordial relación con Abdalá y Rania. A los seis meses de conocerse anunciaron su compromiso. Y el 10 de junio de 1993 se dieron el "sí". El novio, con treinta y un años; la novia, con veintidós. A través de Instagram y de Twitter hemos podido conocer el cariño que les une. Con cuatro hijos nacidos en palacio, tres de los cuáles, varones, han estudiado en los Estados Unidos y una joven piloto, la primera mujer árabe que en la actualidad posee un título de aviación.
Rania de Jordania merece todos los respetos. Se ha ganado el afecto del pueblo hachemita. Y colabora en una larga lista de instituciones sociales en favor de los más necesitados, defendiendo los derechos de la mujer, y procurando impulsar proyectos que aumenten el progreso de su país. Una imagen muy distante de aquella otra frívola de un lejano pasado.
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