La periodista de Mediaset Susana Ramos ha vivido en primera persona el drama de que unos okupas asalten su vivienda.
Los asaltantes han ocupado la vivienda, que estaba a la espera de una licencia de reforma, impidiendo entrar a vivir a la periodista de Informativos Telecinco, con marido y un hijo y legítima propietaria de la vivienda.
Ha ocurrido en Manoteras y le están exigiendo a modo de chantaje la cantidad de 1.500 euros.
Tal y como ella misma ha relatado, se enteró de la okupación por la llamada de una vecina, que escuchaba ruidos extraños en la vivienda y llamó a la anterior propietaria de la casa. "Llamamos a la Policía, que se personó aquí, y dijeron que teníamos que poner una denuncia, solamente identificaron a la persona que estaba dentro".
Susana Ramos ha confirmado que disponían solo de 48 horas —en realidad, 24, por el tiempo ya transcurrido— para echar a los asaltantes antes de entrar en un largo proceso judicial que se prolongaría durante años.
"Estamos en una carrera a contrarreloj con un montón de obstáculos porque tenemos 48 horas, ahora menos porque entraron ayer a las 15:30, para que la policía les desaloje... Sino entraríamos en un proceso judicial de un año como mínimo y se podría alargar muchísimo tiempo con el tema de la pandemia, los juzgados están a tope"
Los okupas, naturalmente, mienten y aseguran que han pasado más horas. Aunque hay testigos, Susana aseguró a El Programa del Verano sentirse completamente "impotente". "Es nuestra vivienda habitual, la necesito".
La okupa es una mujer con un perro que no sale de casa y recurre a otras personas a que le traigan la comida, porque si sale, podrían desalojarla. "Se saben todos los trucos legales, están muy bien asesorados".
La #PoliciaNacional desaloja por las bravas una vivienda que había sido ocupada horas antes.
— Antidisturbios 🇪🇸 (@FuerzasDelOrden) August 25, 2020
La «okupa», que estaba dentro, se negó a abrir a la Policía.
Finalmente fue desalojada y detenida. https://t.co/DebT3IdagX vía @ABCespana pic.twitter.com/1WCzyzNHQT
La historia tiene un final feliz, puesto que la Policía finalmente ha actuado pese a la frustración de las primeras horas. Los okupas se resistieron en todo momento a la detención, y no abrieron la puerta. Los policías tuvieron que usar un mazo para abrirla. Ahora la periodista, que estaba viviendo con su bebé y su marido en otro apartamento, puede respirar tranquila.