La crónica rosa de Es la mañana de Federico contó con Yésica Sánchez, Carlos Pérez Gimeno, Paloma Barrientos y Daniel Carande para comentar todos los temas de la actualidad social. Centrada, entre otros temas, en las últimas vicisitudes del romance del verano, el del torero Enrique Ponce y la joven almeriense Ana Soria.
Tras saberse que ambos vivirían tras el verano en una propiedad madrileña del torero y que ambos planean casarse dentro de un año, la periodista Paloma Barrientos aportó más datos de esta boda que sería por la iglesia, si para entonces su esposa Paloma Cuevas concede la nulidad- o por lo civil, si no lo hace. Por lo pronto, la casa está ubicada en la urbanización de lujo de La Finca, y en realidad ya está construida y decorada.
Se da la circunstancia, eso sí, de que fue un regalo de Victoriano… padre de Paloma Cuevas. Es decir, su suegro. Un regalo para el matrimonio de hace muchos años, cuando todavía estaban juntos, y ahora Ponce utilizará para vivir con su nueva pareja.
"La separación iba a ser de mutuo acuerdo y sigue siéndolo, pero pero con abogados diferentes. En un mes o menos pueden estar separados o divorciados. Son dos trámites aparte, el divorcio y la liquidación de gananciales, que puede ser rápida o alargarse en el tiempo que sea", explicó Barrientos en Es la mañana de Federico.
En todo caso, todo influye en la "imagen nefasta" que está dando Enrique Ponce, que no obstante y según Yésica Sánchez, "no piensa mucho en ello". Y como ejemplo, su comportamiento tras la leve cogida en el ruedo de la semana pasada: tras el acontecimiento se fue a cenar a un local popular con Ana Soria y sus jóvenes amigos… e incluso sacó un altavoz bluetooth para poner música. "Está enajenado, le veo fuera de sí", comentó la periodista en esRadio.
Paloma Barrientos abundó en esta dirección y sacó a colación el enfado que se vive en El Espinar, que iba a ser el próximo destino de Enrique Ponce si no hubiera cancelado plazas tras la cogida. "Canceló el día antes. Había gente que venía de fuera porque Enrique Ponce sigue siendo una figura. Se han gastado el dinero de la entrada y el desplazamiento y ahora el señorito no quiere torear", dijo reproduciendo comentarios ajenos.
Y es que, tras una cogida, los toreros reposan para poder retomar agenda lo antes posible, pero no es esa precisamente la imagen que está dando Ponce.