Cuarenta años cumple Inma Cuesta esta valenciana nacida el 25 de junio de 1980, una de las actrices más interesantes de los últimos años, a quien hemos visto durante tres temporadas en la serie televisiva Águila roja, donde personificó a Margarith y en varias películas de éxito: Blancanieves, muda, en el papel de Carmen de Triana; La voz dormida y Grupo 7. Intervino en la reposición teatral de ¡Ay, Carmela!, en el personaje que Carmen Maura llevó a la pantalla, en compañía de Javier Gutiérrez. Esa notoriedad adquirida por sus trabajos en la pequeña y la gran pantalla contrastan con la discreción que ha llevado hasta la fecha respecto a sus amores.
Levantina pero recriada en un pueblo de Jaén, Inma Cuesta es hija de un tapicero al que ayudaba recogiendo los retales para fabricar bolsos, que ella vendía en un mercadillo con el fin de obtener unos ingresos que la ayudaran a pagar sus estudios, dado que en casa no abundaba precisamente el dinero. Ya eso era un afán laborioso para conseguir sus propósitos de jovencita: ser actriz. Para lo que se preparó en Córdoba, Sevilla y finalmente Madrid estudiando Danza y Arte Dramático. Y también por entonces sufragaba el coste de sus clases trabajando como dobladora de prendas en una de las tiendas de la firma Cortefiel. No es una aficionada que haya llegado sólo por su belleza al cine y la televisión. Su estatura no muy elevada, (mide, 1,59) no ha sido obstáculo para conseguir buenos papeles. Como tampoco el hecho de ser miope y verse necesitada a usar lentillas, que no es de su gusto, o gafas. Canta muy bien, y recuerda que cuando entonaba coplas de Marisol, que era su ídolo de niña, la familia la motejaba como "Bruja". Ya de jovencita quería parecerse también a Concha Velasco. La mirada de Inma Cuesta sabe conquistar a una cámara, sin imitar a nadie. Tiene cierto aire, con sus ojos profundos, a su colega Penélope Cruz.
Elegida entre mil quinientas aspirantes para ser estrella del musical Hoy no me puedo levantar, basado en el repertorio del grupo Mecano, quien fuera uno de sus componentes, Nacho Cano, convertido en productor (con muchos problemas al final) de aquel espectáculo estrenado en la Gran Vía madrileña, quedó gratamente sorprendido por las cualidades de quien entonces era aún novata en el mundo de la farándula. Pasó luego durante tres temporadas a ser Elisa, cigarrera en un bar-espectáculo de la serie Amar en tiempos revueltos, que soñaba con ser cantante, y así lo demostró con su bonita voz y su presencia. Y ya más adelante intervino en una coproducción, Kóblic, con Ricardo Darín, La novia (adaptación de Bodas de sangre, que le reportó un premio Feroz de interpretación), Julieta, a las órdenes de Pedro Almodóvar, las series El accidente y Arde Madrid y, finalmente Todos lo saben y Vivir dos veces. En total, dieciocho títulos en su filmografía.
Mientras tanto poco se sabía de sus amores. Publicó un libro de poesía, Mujer océano en cuyo acto de presentación se encontraba la conocida cantante Vanesa Martín. El cruce de miradas entre ambas no pasó inadvertido para los reporteros que cubrían el evento literario. Y alguno de ellos recordó que en la banda sonora de la película La novia, se escuchaba la voz de Vanesa. Sería entonces cuando se conocieron, quizás. El caso es que simpatizaron muy pronto. Fue cuando corrió la especie de que vivían juntas. Pero Vanesa Martín declaró que eso no era cierto, aun admitiendo que a veces iba a casa de su amiga, por ser vecinas. No quiso ninguna de las dos añadir nada que diera una pista sobre si su amistad era o no íntima. Lo que no ocultó nunca la intérprete malagueña de treinta y nueve años, uno menos que Inma, es su condición bisexual. "Dos veces me enamoré", confesaba en una entrevista. ¿Fue la primera con Inma Cuesta? Silencio por parte de la cantante durante esa conversación.
La segunda podría ser la presentadora de Antena 3 Mónica Carrillo, con quien se la vio después. Vanesa es una fértil e inspirada cantautora que inició sus pasos profesionales en 2006 y ya tiene un rico repertorio, al que ha agregado estos meses del confinamiento con el estreno de Un canto a la vida. En su cuenta de "twitter" ha escrito: "Quien le tenga miedo al amor y a la libertad es que tiene miedo a sí mismo". Por su parte, sola en esas largas semanas del coronavirus en su casa de Madrid, Inma Cuesta echaba en menos la presencia de su actual amor, sin dar pista alguna sobre su identidad. Sólo revelando que esperaba cuando antes reunirse con quien viene compartiendo su piso… y su corazón. El amor oculto de la estupenda actriz. Pronto sabremos quién es por mucho que ella trate de despistar a los siempre tenaces reporteros que la siguen de vez en cuando.