Irene Rosales está de celebración. La mujer de Kiko Rivera cumple el 15 de junio veintinueve años. Feliz con su marido y sus dos hijas, Ana y Carlota, la colaboradora de televisión no está sin embargo atravesando su mejor momento. La reciente muerte de su madre ha afectado a la joven más de lo que le gusta admitir, y los últimos meses se le han hecho muy cuesta arriba.
Así lo confesó la propia Irene Rosales este fin de semana en el programa donde colabora, Viva la vida. La nuera de Isabel Pantoja protagonizó una emotiva escalera de las emociones donde se desmontó por completo al hablar de su madre y su fallecimiento el pasado mes de febrero tras luchar durante varios meses contra un cáncer.
Entre lágrimas, Irene confesó su culpa por pensar que su madre estaría siempre y no apoyarla lo suficiente: "Damos por hecho que las personas nos van a durar toda la vida. Me acostumbré a que mi madre tenía que cuidar de mi padre, yo tenía mi vida... me siento culpable por no haber hecho que mi madre hubiese disfrutado de su vida también". Emocionada, la joven admitió que "quien se me ha ido a mí ha sido la primera figura de mi familia, mi pilar, y lo pienso todos los días".
Más sincera que nunca, la mujer de Kiko Rivera ha asegurado que su madre la ha "ayudado en todo y yo no le he dado lo que se merecía. Desde que soy mamá no he pensado que mi madre también tenía que tener una vida. Mi madre no se quejó pero pienso que si yo le hubiera dado esa vidilla le hubiese venido muy bien. Me va a costar quitarme esa culpa".
La sevillana, que admitió que el "único problema" que tiene ahora mismo es "la falta de mi madre", también tuvo bonitas palabras para Kiko Rivera. Irene confesó que perdonó a su marido todas sus mentiras cuando intentaba superar sus adicciones "porque sabía que podía haber una solución. Cada vez que había una, me dolía en el alma".
Afortunadamente, el hijo de Isabel Pantoja está recuperado de sus problemas pasados y la pareja atraviesa uno de sus mejores momentos. Entre sonrisas, Irene contó lo que más le gusta de Kiko: "Siempre está pendiente de mí, es muy cariñoso, sabe sacarme una sonrisa. Me evade muchísimo de los problemas, le quita hierro al asunto. No concibo la vida sin el amor de Kiko".
Tras el programa y estas duras confesiones, Irene puso rumbo a Sevilla para reencontrarse con Kiko y sus dos hijas, Ana y Carlota, y celebrar su cumpleaños con una fiesta familiar.