Rozalén, la hija de un cura secularizado y su trágico historial amoroso
Rozalén ha sido uno de los descubrimientos musicales de los últimos años. Su historia es igual de emotiva que sus letras.
Rozalén es una cantautora manchega que, en su género, ha sido un descubrimiento en los últimos años: cultiva unas letras emotivas, las envuelve en historias que llegan al corazón y, además, las interpreta junto a una colaboradora que interpreta, por signos, esos argumentos dirigidos a los sordomudos. Algo verdaderamente interesante, original. Pero es que, además, Rozalén tiene una biografía singular: es hija de un cura secularizado; estudió Psicología. Y en el aspecto sentimental, ahí sí que se halla un componente dramático, al ser una mujer maltratada por un novio. Menos mal que luego encontró a un periodista, con quien ha hallado la estabilidad que buscaba. A sus treinta y cuatro años que cumple este viernes, 12 de junio, estrena una canción propia nacida en estos meses del confinamiento.
Se llama María de los Ángeles Rozalén Ortuño y vino al mundo el 12 de junio en Albacete, fruto del matrimonio entre Cristóbal y Angelita. Su progenitor era sacerdote, secularizado desde que, por amor, dejó los hábitos. Angelita fue en tiempos artista de la canción en su región manchega, anunciándose como Angelita de Letur, que era el pueblo de su nacencia. De ahí le vino a su hija la afición a las coplas, aparte de que uno de sus abuelos, siendo niña, le cantaba "La paloma", de Iradier, mientras escuchaba embobada. Iba creciendo María de los Ángeles hasta que, alcanzada la juventud, llegó a actuar en público junto a la autora de sus días. Cristóbal no era partidario de que su hija fuera cantante profesional. Ahora, compra un montón de ejemplares de sus discos. Es muy conocido en la Comunidad de Castilla-La Mancha desde la época en que era presidida por José Bono, de quien fue estrecho colaborador (dicen que su mano derecha).
Rozalén se crió en Letur, que se encuentra en la sierra del Segura. Su padre es de Balazote. Dos bonitos pueblos albaceteños. No se conoce en la provincia que hayan existido muchos cantantes y menos con proyección nacional, que es el caso de la protagonista que nos ocupa. Quien de niña aprendió a tocar la bandurria y a los catorce años ya se atrevía a componer canciones. Estudió Psicología en la Universidad de Albacete y adquirió experiencia en Musicoterapia, aplicada a enfermos de Parkinson. Profesionalmente, ya decidida a ser conocida con su primer apellido, Rozalén comenzó a actuar en 2012. Al año siguiente, viviendo ya en Madrid, en el barrio de Lavapiés, publicó su primer disco. Con "80 veces" y "Comerte a besos" fue dándose a conocer en toda España.
Con tres álbumes en su discografía le da un cierto toque cómico cuando actúa en directo con esa colaboradora que citábamos al principio, Beatriz Romero, la intérprete de lengua de signos. Eso no lo hace nadie, que sepamos y únicamente lo advertimos en los telediarios. Beatriz, entre bromas con Rozalén, se comunica así con sordomudos.
Rozalén, conforme iba aumentando su popularidad, fue requerida para intervenir con duetos junto a reconocidos colegas. En su repertorio existe un tema muy especial, pues evoca la historia sentimental de sus padres. Lo tituló "Amor prohibido". La letra es del conocido escritor y poeta Felipe Benítez Reyes, a la que puso música ella. Cuando la canta, lógicamente se emociona y pone toda la intensidad posible con su voz de mezzosoprano.
Por su afición a escribir no vaciló en publicar en 2018 un libro autobiográfico: Cerrando puntos suspensivos. Allí contaba todas sus experiencias. Hay en su vida una, teñida de recuerdos dolorosos, cuando su primer novio la maltrataba, física y mentalmente. Llamémoslo Paco, simplemente, que formaba parte del grupo musical que la acompañaba. Rozalén dice que la forzaba muchas veces: "Llegué a sentirme muy enferma". De esa época ingrata hay una canción titulada "Tu boca". Otras serían "Vivir" y "Quién me ha visto". Por fortuna, tras aquella época todavía cercana donde tanto sufrió, ya es sólo amargo pasado, con un presente dulcificado por la presencia cerca de su corazón de un periodista amigo que le ha devuelto las sonrisas, la estabilidad sentimental y las ganas de ver la salida del sol a diario entre sus brazos. Colega nuestro cuya identidad Rozalén prefiere salvaguardar. De aquel infierno, decía: "Menos mal que pude sacar a esa persona de mi vida y ahora disfruto de un amor sano".
Como tantos profesionales, ciudadanos en general que deseamos recuperar la vida anterior a la pandemia, Rozalén espera subirse lo más pronto a un escenario, grabar nuevas canciones, entre ellas la última que, como ya decíamos, fue pergeñando en su confinamiento: "Aves enjauladas". Expresivo título. Con un texto del que entresacamos: "Cuando salga de ésta / iré corriendo a buscarte...". ¿Es que el periodista, "su" periodista, no estaba a su lado?
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