Los celos son malos consejeros en las relaciones de pareja, pero hay quien los supera y se muestra de manera civilizada. No es la primera vez que sucede: dos buenas amigas que, habiéndose enamorado del mismo hombre se han comportado civilizadamente, viéndose de vez en cuando. Por ejemplo, es lo que les pasa a Gwyneth Paltrow y Dakota Johnson, quienes, por ejemplo, en las Navidades de 2019 optaron por celebrarlas juntas. Con sus respectivos amores, desde luego. Tenían muchas cosas que contarse, intercambiar confidencias y se supone que entre ellas el nombre del cantante Chris Martin ha ocupado un papel importante. Sencillamente porque el vocalista de la banda Coldplay fue marido de la protagonista de Shakespeare in love, y ahora, desde 2017 comparte la vida de la hija de Melanie Griffith y Don Johnson. Todavía no han fijado la fecha de su boda… si es que se deciden a ello.
Dakota Johnson lleva diciendo últimamente que no tiene ninguna prisa por casarse; su biografía amorosa reúne unos cuantos novios, o amantes si lo prefieren desde que en su época estudiantil se enrollara con un compañero de clase, el músico Noah Gers, con quien pasó varios años conviviendo hasta 2011. Lo dejó por un tal Jordan Martenson y después de tres años pasó a emparejarse con Mathew Hill. Después de un par de años encontró a Chris Martin, que continúa siendo su compañero, aunque en el pasado año permanecieron separados unos meses, hasta que en otoño reanudaron su íntima amistad. Dakota declara que cuando se enamora quiere que su unión con ese hombre dure lo máximo posible. Pero tras lo contado no acaba de encontrar aún el definitivo compañero con el que pasar por la vicaría o el juzgado. Chris Martin es el que tiene por ahora más posibilidades de serlo.
La joven actriz celebró su trigésimo cumpleaños hace unos meses. Cuando vino al mundo, su padre, el galán Don Johnson, estaba rodando una película. Digamos que la niña pasó más tiempo en su infancia con la madre, Melanie Griffith. Se crió en el estado norteamericano de Colorado, y allí, trabajó en un supermercado, aunque lo suyo desde un principio siempre fue actuar, remedando los pasos de sus progenitores. Quería bailar, o desfilar como modelo, actividad la última en la que hizo sus primeros pinitos. Parecía tener lo que en España se llamaba antes "el baile de San Vito": no estaba nunca quieta. Consultaron a un especialista, quien le diagnosticó una tendencia a la continua hiperactividad, de la que fue curándose tras tomar unos determinados fármacos. Quizás la separación de sus padres en 1996 le afectó mucho, si buscamos algo que justificara su adicción a ciertas substancias. Tenía la custodia compartida con sus divorciados progenitores, y además un tutor. Parece que Dakota, con su personalidad, quería volar independientemente. Siguió un régimen de rehabilitación y pudo desengancharse de las drogas. Pero asimismo padecía una más seria enfermedad, que ha confesado días atrás: una depresión que comenzó a sentir desde la edad de catorce años, y que no le ha desaparecido del todo. De vez en cuando le vienen unos brotes que ha de combatir con antidepresivos y una terapia cerca de sus habituales especialistas.
Estaba cantado que su futuro estaría en el cine, no en vano de niña y adolescente frecuentaba los rodajes de sus padres. Por si fuera poco su abuela era Tippi Hedren, quien le contaba anécdotas de su pasado cinematográfico. Resulta curioso que su debut ante las cámaras fuera de la mano de su entonces padrastro, nuestro Antonio Banderas, quien la incluyó en el reparto de Crazy in Alabama, cuya protagonista, cómo no, fue Melanie Griffith. Y para completar el núcleo familiar, el malagueño brindó otro papel a la hija que tuvo con Melanie, Stella. Dakota nunca ha olvidado el tiempo que compartió con su madre y Antonio Banderas, pues éste la trató como una hija propia. Siguen en contacto, siquiera por teléfono. La última vez que se vieron fue durante el último Festival de Cine de Toronto, en septiembre pasado. Los fotografiaron juntos. Se quieren mucho. Dakota lo llama "Paponio", que viene a significar "Papá Antonio".
La carrera cinematográfica de Dakota Johnson, aunque de mayor relieve en los Estados Unidos que en Europa, adquirió un punto elevado al interpretar el personaje de Anastasia Steele en la serie erótica 50 sombras de Grey, con la que traspasó las fronteras. El elevado voltaje sexual de algunas escenas llevó a su padre, Don Johnson, a negarse en redondo a seguir la serie, un tanto avergonzado de que su hija fuera la protagonista. Dakota se pasó el rodaje totalmente desnuda mientras una cámara de control remoto captaba hasta casi los poros de su delicada piel. En el fuero interno de ambos está el deseo de intervenir juntos en algún filme, pero ha de ser con ciertas garantías de éxito.
Con la popularidad adquirida en 50 sombras de Grey, a Dakota le llovieron ofertas para promover marcas de perfumes, zapatos, gafas, lencería… No ha dejado de trabajar en películas y series norteamericanas. Protagonizó un "remake" de La piscina, en aquel personaje que incorporó Jane Birkin. Últimamente intervino en Personal Assistant, junto a Trecee Ellis, hija de Diana Ross), La familia que tú eliges, La niña perdida... Y además es una activa defensora de las mujeres agredidas sexualmente, quizás porque en su día pudo enterarse, tal vez de labios de su propia abuela materna, la ya citada Tippi Hedren, haber sido objeto durante algunos rodajes. Lo que recientemente ha hecho Dakota es dar su número telefónico para recibir llamadas de mujeres que hayan sido objeto de violaciones o acciones machistas, con las que, una vez recopiladas, ha venido dándolas a conocer a través de un programa radiofónico.