Cuando el coronavirus desplegaba en marzo su devastadora carga de enfermedad y muerte, a Dani Rovira le descubrieron que padecía un cáncer, el llamado "Linfoma de Hodgkin". Han transcurrido casi cuarenta días del fatídico anuncio que el cómico malagueño emitió a los medios de comunicación, y por fin ha dado señales de vida, vía Instagram, con una imagen en la que se le ve con su barba de siempre, a primera vista más delgado, y con la cabeza casi rapada, detalle que lo hace poco menos que irreconocible. El protagonista de Ocho apellidos vascos manifiesta en un esperanzador mensaje que se encuentra bien, aunque ha de proseguir su duro tratamiento.
Estas casi seis semanas de confinamiento las va superando con esfuerzo recibiendo sesiones de quimioterapia. En su casa tiene la suerte ahora de tener a su lado a Clara Lago, la actriz madrileña con la que compartió protagonismo en Ocho apellidos vascos y luego en su secuela catalana. Cinco años llevaban de feliz convivencia cuando justo hace un año se dieron un tiempo de espera en su relación. Parecía una ruptura aunque sucediera en términos amistosos. Pero hace poco tiempo se reencontraron decidiendo reanudar su vida en común. Clara se desvive en la actualidad junto a "su chico" mientras él la define como "mi compañera de vida". Tres perros corretean estos días en derredor de la pareja. La Fundación que Dani y Clara crearon con el nombre de Ochotumbao trata de solucionar los casos de perros abandonados. Y con ocasión del drama de la pandemia, están trabajando en pro de los sanitarios que se quejan en sus hospitales de no tener suficientes mascarillas y medios de protección facial, tratando de conseguir apoyo económico que ayude a facilitarles esos medios: los que el Gobierno tiene la obligación de lograr.
Ese entusiasmo de Dani y Clara es digno de elogio, teniendo en cuenta los momentos que el actor atraviesa por su enfermedad, que afecta al sistema linfático, produciendo inflamación de ganglios. Los signos que padecen quienes lo sufren van desde una pérdida de apetito, continuos vómitos y caída del pelo. Sus causas son desconocidas, y son los varones quienes más están predispuestos a sentir sus dolorosas consecuencias. Los especialistas son cautelosos pero creen que el ochenta por ciento de los afectados consiguen recuperarse totalmente, aunque no precisan el tiempo que cada paciente ha de seguir el tratamiento hasta su curación total.
Dani Rovira, que este año cumplirá cuarenta años, llevaba una carrera ascendente desde que comenzara a destacar en el ámbito nacional por sus apariciones en El Club de la Comedia y en la ya repetidamente citada película Ocho apellidos vascos. De chico soñaba con ser artista, periodista o maestro de escuela. Y en su juventud, imitaba a Emilio Aragón y le atraían mucho las historietas de Faemino y Cansado. Finalmente, antes de convertirse en un profesional del humor, se licenció en la carrera de Actividad Física y Deportes. La gracia que tiene en la calle, en las entrevistas, fuera de los escenarios, dice que es natural, espontánea, aunque señala a una abuela suya de la que ha heredado esa chispa cómica para comunicarse con la gente. Sus últimos trabajos en la pantalla han sido Taxi a Gibraltar y Los Japón, que se estrenaron el pasado año.