No corren buenos tiempos para las finanzas de Alejandro Sanz, aunque embarcado en una gira mundial programada hasta 2021, sabrá hacer frente a la deuda millonaria que le reclaman, desde dos frentes distintos. Por un lado, ha de satisfacer a su antigua representante, Rosa Lagarrigue, cinco millones y medio de euros, según sentencia judicial. Y tiene otra demanda que podría elevarse a los diez millones de euros por un préstamo bancario, más intereses, del que fue beneficiario en Miami cuando adquirió allí una fabulosa mansión. Seguro estamos que el cantante madrileño podrá resolver satisfactoriamente esos pagos, aunque sean tan elevados. Sigue siendo un artista cotizadísimo en los países de habla hispana. Mas no dejan de ser un borrón en su biografía esos supuestos deslices por impagos. ¿No tiene un administrador adecuado?
La verdad es que el "coach" de La Voz lleva una vida intensa, con sus continuos viajes y otras ocupaciones que han podido distraerle en la revisión de sus cuentas bancarias y en sus débitos. Tampoco su vida sentimental y hogareña es tranquila desde que en julio pasado se conoció su divorcio de Raquel Perera. Otro segundo fracaso tras el que protagonizó junto a la modelo y actriz mexicana Jaydy Michel, con quien convivió entre 1999 y 2005, con una boda en Bali que no fue reconocida en país alguno. Tuvieron una hija, de nombre Manuela. Y en esos años que se decían felices, Alejandro puso los cuernos a Jaydy con una diseñadora puertorriqueña, Valeria Rivera, que le dio al cantante un hijo, Alexander, para después olvidarse del niño y de la mamá. Su asistente personal, la mencionada Raquel Perera, daba la impresión de ser la media naranja que buscaba el creador de "Corazón partío". Dos hijos tuvieron, Dylan y Alma. Y negocios comunes porque Alejandro la convirtió en socia de varias de sus empresas, entre ellas Gazul Producciones, la que se encargaba de los ingresos del cantante por sus giras, discos y derechos de autor.
No le ha debido gustar al cantante contemplar una imagen sexy de su "ex" divulgada a través de su cuenta en Instagram, donde hace un par de semanas aparecía completamente desnuda, eso sí, cruzando las piernas y tapándose los pechos con sus brazos, sin que se le viera el rostro. Con una leyenda enigmática: "Enamorada de lo que soy y lo que no". Entre tanto la pareja ha de llegar a un acuerdo, mediando sus abogados, para precisar la partición de sus bienes gananciales o los que legalmente deba recibir ella, la parte perjudicada por esa ruptura matrimonial. Pues no hay duda de que fue Alejandro quien dio por concluida su unión. Pronto se consoló, pues aparecería en su vida una artista cubana llamada Rachel Valdés, que es su pareja desde el último verano. Recientemente en una gala, Alejandro Sanz, que nunca en sus entrevistas habla de su vida privada, dedicó a su última amada su composición "Mi persona favorita". En la letra ya se contiene una declaración de amor. Ella está encantadísima con Alejandro, del que se confiesa admiradora hacía años. Divorciada de un catalán es madre de un niño, Max, de cinco años. Rachel cuenta treinta años y es veintiún años menor que su ídolo.