Vida intensa la de Mia Farrow, que el pasado domingo, día 9, cumplió setenta y cinco años. Cuando tenía ocho sufrió poliomielitis. Estuvo siempre rodeada de gente relacionada con el mundo del espectáculo pues su padre, John Farrow, era director de cine, y su madre, Maureen O'Sullivan, legendaria estrella que interpretara a Jane junto a Johnny Weissmuller en Tarzán de los monos. La notoriedad de Mía Farrow la obtuvo siendo veinteañera, al casarse con Frank Sinatra, cuando empezaba a disfrutar también de la popularidad como actriz en la serie de televisión Peyton Place. La boda con la Voz sucedió en 1966, divorciándose dos años después. Hasta entonces, Mía no había tenido amores con ningún chico de su edad y llegó virgen al matrimonio. A Sinatra le sentó muy mal que su joven esposa no pudiera incorporarse al rodaje de El detective porque, entre tanto, Mia Farrow tenía un compromiso con Roman Polanski en La semilla del diablo, película que se demoró más de lo previsto. No entendió Frank esas razones, buscó a una sustituta, que sería Faye Dunaway, a la que convirtió en su amante y, por medio de su abogado, envió los papeles de divorcio a la dirección de Mia Farrow. Ésta, realmente confundida por aquella inesperada reacción de su marido, no opuso condiciones de ningún tipo, rehusó pedirle dinero y explicaciones y en pocos meses se convirtió en soltera.
Si raros fueron aquellos esponsales no los mejoraron los segundos que la actriz contrajo con el director de orquesta André Previn. Nueve años duró el enlace, a partir de 1970. Y aunque tuvieron tres hijos y adoptaron otros, en verdad fueron pocos los días que estuvieron juntos: él viajaba constantemente, a causa de sus continuos contratos y si unimos las fechas en las que ella atendía los suyos en el teatro y el cine, llegamos a la conclusión de que apenas se veían durante las largas temporadas que vivieron en Londres. Previn estaba muy solicitado y ganó cuatro Óscar por las bandas sonoras de otras tantas películas. Murió hace justamente un año.
En 1980 Mia Farrow conoció a Woody Allen. Entre 1980 y 1992 data la curiosa relación que tuvieron, sin casarse. El cineasta y humorista vivía en un amplio apartamento en la Quinta Avenida de Nueva York, y ella en otro pero situado en frente, cerca de Central Park, dando un rodeo de tres kilómetros. Se veían más en la vivienda de él, pero también en una casa de campo que Mia Farrow tenía alquilada fuera de la capital. A sus hijos biológicos y adoptados fue sumando otros, llevada siempre por su insobornable espíritu solidario, sobre todo con niños sin hogar, enfermos, desvalidos, y alguno ciego, todos de ascendencia asiática. Llegó a adoptar a una decena. Woody Allen apenas hacía caso a esos menores. Aún así, Mia lo amaba.
Pero sucedió que con uno de ellos, la niña bautizada con el nombre de Dylan, extremó sus atenciones, al punto de que a la edad de siete años le contó a su madre adoptiva que Woody le introducía un dedo en la vagina, amén de toquetearla con frecuencia. Mia montó en cólera y Woody le quitó importancia. Pero desde ese instante la profunda amistad íntima que los unía, por supuesto con relaciones sexuales, comenzó a romperse, aunque había tenido un hijo, poco querido por él a poco de nacer. Mia Farrow puso el caso en conocimiento de su abogada, litigó con Woody Allen y cuando el proceso entró en su recta final tras no pocas diligencias, el fiscal consultó con la madre para saber si aprobaría que su hija Dylan acudiera como testigo y supuesta víctima a una de las sesiones ante el juez. Mia afirmó que eso llevaría a la niña a sufrir un daño irreparable. No pudo probarse, entonces, que Woody Allen practicara un delito como supuesto pedófilo y finalmente el veredicto dictado libró al actor de ser condenado.
Si ese asunto ya de por sí alejó a Woody Allen de Mia Farrow, otro había separado a la pareja todavía más. Fue cuando él comenzó a flirtear con Soon Yi, una niña coreana que la actriz había adoptado estando casada con André Previn, la que desconociéndose oficialmente en qué fecha nació, se estableció la más posible entre 1970 y 1972. Cuando Mia se enteró del romance, corroborado por alguno de los hermanos de Soon Yi, Woody ya estaba decidido a llevársela fuera del hogar de Mia Farrow, convirtiéndola finalmente en su esposa. Mía rompió sus relaciones con Soon y juró no encontrarse con ella nunca. Enterado Frank Sinatra, con quien Mia siguió manteniendo buena amistad estando ya divorciados, de las cuitas de su ex con Woody Allen llamó a éste por teléfono advirtiéndole que tuviera mucho cuidado. Parece ser que alguien de la Mafia llevó más allá la amenaza conminándole a que le romperían las piernas si no dejaba tranquila a Mia Farrow.
Esos dos episodios, los de Dylan y Soon Yi, agriaron el carácter dulce y algo infantil de Mia Farrow, quien con veinte películas en su filmografía, se retiró del cine en 2011 con la titulada Arthur y la guerra de los mundos. Si apareció en alguna serie de televisión ya fue para hacer frente a sus gastos, algo decepcionada de su vida, aunque con su patrimonio y ahorros pudo vivir sin apuros hasta el presente. No se le conocieron otros amores. Pero sí tuvo que continuar sufriendo tanto por la muerte de tres de sus hijos adoptivos, en circunstancias trágicas como soportando que otros dos la acusaran de ser una madre maltratadora. Publicó en 1997 unas interesantes memorias, tituladas Hojas vivas.