Joaquín Phoenix parte como favorito para ganar el Óscar al mejor actor por su papel en Joker. Ya fue así reconocido con un Globo de Oro, hace pocas semanas, y con el Bafta británico el pasado domingo. Es un grandísimo intérprete que se crece a la hora de dar vida a personajes atormentados, probablemente porque su propia vida está llena de dolorosas experiencias. Era la noche del 30 de octubre de 1993 cuando decidió tomarse unas copas en un club de Los Ángeles, The Viper Room, del que era copropietario su buen amigo y colega Johnny Depp. Transcurridas unas horas, salió a la calle y se desplomó en el suelo de una acera de Sunset Strip. Su hermana Rain, que lo había acompañado a esa juerga, al ver que no respiraba, le practicó el "boca a boca". Algo reanimado dentro de su lastimoso estado, consecuencia de las drogas y alcohol que había consumido, lo llevaron a urgencias del hospital Cedros del Sinaí.
Hubo un momento crucial cuando sufrió un ataque cardíaco. Los médicos que atendían a Joaquin Phoenix llegaron a darlo por muerto. Milagrosamente salió con vida instantes después. No fue aquella experiencia la única, aunque sí la más grave como se supone, en la biografía personal de Phoenix, al que si el éxito ahora le sonríe, subido a la cima de las estrellas del Séptimo Arte, pasó por episodios muy duros desde que naciera hace cuarenta y cinco años en San Juan de Puerto Rico.
Bautizado como Joaquín Rafael Phoenix, se da la circunstancia de que a lo largo de su vida cambió varias veces de nombre, no se sabe exactamente por qué. Su familia era bastante rara, de padre irlandés y madre americana, considerados hippies evangelizadores de una peligrosa secta sexual, Niños de Dios. ¿Y cómo podía considerarse así? Por su perversa condición de alentar a cuantos pertenecían a ella a dedicarse a la prostitución. A un hermano de Joaquín, River, lo violaron con cuatro años de edad. ¡Qué horror! Pasaban hambre y sus progenitores urgían a sus hijos a pedir limosna por las calles. En aquel ambiente creció el futuro actor quien, tras vivir su niñez en Puerto Rico, se trasladó con los suyos a Estados Unidos donde comenzando por aparecer en anuncios publicitarios y en el cine llegó a destacar en películas como Gladiator, donde desempeñó el papel del emperador Commodus. Entronizado ya como una de las promesas más firmes de Hollywood su vida transcurriría entre constantes problemas en los rodajes, donde discutía las indicaciones del director o se peleaba con sus compañeros y técnicos.
Las drogas y el alcohol contribuían a su mala conducta, siendo hospitalizado en una clínica hasta verse rehabilitado. Aunque volvería a las andadas. Ni siquiera cuando tenía diecinueve años y fue testigo de la muerte de su hermano River, víctima de una sobredosis, pudo aprender aquella trágica lección, aunque sí le hizo pensar si valía la pena continuar en el mundo del cine, permaneciendo un tiempo alejado de los focos de los estudios.
Fue elegido para llevar a la pantalla la vida y las canciones de Johnny Cash, un ídolo de la música pop rock y country, lo que le valió críticas muy elogiosas. Ya quedó dicho que Joaquín Phoenix siente impulsivamente representar en la pantalla a tipos complicados, tortuosos, como lo era ese gran músico.
Luego, en su historial amoroso, el puertorriqueño de nacionalidad norteamericana ha sido un constante donjuán, como si así rindiera un permanente recuerdo al nombre de la ciudad donde nació. Las mujeres que ha tenido en sus brazos pertenecían siempre a la profesión musical, intérpretes o instrumentistas de bandas de rock, lo mismo que a la de modelos, entre las que hubo una miss Noruega, otra griega, una sudafricana, la cantante francesa Aria Crescendo, la disc-jockey Allie Teilz, hasta llegar al año 2016, cuando se enamoró de la actriz Rooney Mara, con la que continúa conviviendo. Les une, entre la pasión y varias afinidades, que son vegetarianos.
La gran ocasión de su vida para situarse en lo más alto de su carrera cinematográfica se la ha proporcionado un personaje de cómic, rival del célebre Batman, llamado Joker, que es el que da título a su película, que goza ahora mismo del éxito mundial. Sabido es que "nació" en 1940 por inspiración de tres dibujantes y argumentistas que se inspiraron en el comodín de la baraja. Naturalmente la cinta que ahora le ha servido de trampolín a Joaquín Phoenix tiene otros condicionantes, que no me pertenece aquí comentar. Sí les cuento que durante el rodaje, Joaquín Phoenix se comprometió tanto con su personaje que, remitiéndonos a lo que les hemos ya relatado sobre su visceral carácter, dio no pocos problemas al director y al equipo técnico. En ese afán de sentirse más inspirado, concentrándose cada minuto en sus palabras y gestos, resolvería darle la espalda a su compañero de reparto, nada menos que Robert de Niro. Y aún admitiendo que era su actor más admirado, le complicó un tanto los días hablando sólo lo necesario con el protagonista de Taxi driver. Genio y figura la de este controvertido y genial Joaquín Phoenix.