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'Lecturas' recopila las procacidades que las reclusas dicen a Iñaki Urdangarín, su "chuletón vasco"

Las presas de Brieva siguen revolucionadas por la presencia de Iñaki Urdangarín, a quien dicen todo tipo de piropos procaces.

Las presas de Brieva siguen revolucionadas por la presencia de Iñaki Urdangarín, a quien dicen todo tipo de piropos procaces.
Iñaki Urdangarín | EFE

La periodista Pilar Eyre recopila en su espacio de Lecturas cómo tratan las presas de la cárcel de mujeres de Brieva a su preso masculino favorito, Iñaki Urdangarín. Le consideran "el pibón de Brieva", un pibón que, por cierto, vive ahora más a gusto que antes en la prisión, hablando con los funcionarios de fútbol y recibiendo muchas más visitas acreditadas que antes, además de con su rutina de ejercicios.

Las reclusas, de hecho, han inventado "mil subterfugios" para ver cómo se ducha Iñaki Urdangarín, de momento sin éxito, y le ponen mensajes picantes en las bandejas de comida.

Gritos y aullidos que provocarían "sonrojo hasta en personas acostumbradas al crudo lenguaje carcelario" –escribe Eyre– como "chuletón vasco", "estás muy bueno", "te lo cambio por mi hombre", "tiarrón del norte" o "exprímele, que si no estamos aquí nosotras para f... que pasamos hambre", entre otras cosas como "¡que se quede aquí para nosotras, que nos lo vamos a tirar y a dejarlo contento!" o "si todo lo tiene tan grande no te lo acabas en un par de horas".

La infanta Cristina, que llega en un coche con los cristales tintados, no puede evitar sonreír, consciente de que sus visitas se han convertido en el gran acontecimiento de la prisión de Brieva, y que las propias funcionarias apenas hacen por tapar el alboroto, explica en su espacio semanal la periodista Pilar Eyre.

A la propia Cristina las presas también le gritan cosas: "Mírala qué ansiosa va", "di que te dejen más tiempo"... etc. A la salida de su vis a vis de dos horas en una pequeña habitación "tipo hostal humilde, con dos camas y baño con váter, ducha y bidé", los comentarios vuelven a surgir. "¿Cuántos polvos te ha echado, Cristina? ¿Tres, cuatro...? Esta noche le vamos a dar doble de cena".

El tono se relaja cuando la infanta se va en el coche, con las presas cantando melancólicas melodías sobre la libertad. "Hay que entenderlo, es un hombre en una cárcel de mujeres", dice la fuente informante a la periodista Pilar Eyre.

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