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La guerra de Carlos Baute con su hijo primogénito

Carlos Baute, todo un padrazo, mantiene sin embargo una guerra con el hijo primogénito que tuvo a los 15 años.

Carlos Baute, todo un padrazo, mantiene sin embargo una guerra con el hijo primogénito que tuvo a los 15 años.
Carlos Baute | Archivo

El contencioso que el cantante Carlos Baute mantiene con José Daniel, su hijo primogénito, de treinta años, va para largo. Hace ya tiempo que se han enfrentado en los juzgados y, a día de hoy, lo único que el demandante ha conseguido es llevar los apellidos de su padre biológico, según sentencia fechada en 2013. Cuantas solicitudes ha instado por vía judicial, reclamándole una pensión alimenticia, han sido denegadas. Primero, hace cinco años, pretendía que le sufragara con retraso 144.000 euros, cantidad que su abogado entendía era la más justa. Después, en el último mes de abril, reanudó la demanda, esta vez muy rebajada, de 20.000 euros, no obteniendo tampoco respuesta positiva. Ahora, quien lleva ese asunto jurídico es Fernando Osuna, del mismo bufete que llevara el caso de paternidad de Manuel Diaz "El Cordobés", resuelto a favor de éste, y el del joven valenciano que pretende le sea reconocido ser hijo de Julio Iglesias, que momentáneamente ha sido aplazado por decisión de una fiscal.

La identidad de este hijo primogénito de Carlos Baute se viene prestando a cierta confusión en el apellido, que no en el nombre, ya indicado de José Daniel. En algún medio aparece con el segundo apellido, el materno, Arellán. Averiguando la historia de su nacimiento, descubro que la madre, venezolana, atiende por Zerimar Náyera, o Nallera, apellido que se escriba o no con y griega, parece el verdadero. Lo que no cambia es cómo dio a luz al varón siendo una muchacha de apenas catorce años, uno y pico menos que Carlos Baute. Dos adolescentes vecinos del mismo barrio de Caracas que se enamoraron, vivieron un tiempo esa aventura sentimental y cuando la joven le comunicó que iba a ser mamá, el sorprendido padre "se hizo el longuis". Fueron inútiles los requerimientos que la madre de Zerimar le hiciera a la madre de Carlitos. Y lo que resolvieron los padres del futuro gran cantante venezolano fue cambiarse de residencia en Caracas.

Pasaron los años, Carlos Baute se convirtió en un ídolo musical de la juventud y es cuando José Daniel comenzó, a sus veintitrés años, la intención obsesiva, por otra parte comprensible, de llegar hasta su padre, que no conocía y conseguir que oficialmente fuera declarado su descendiente. La primera vez que se vieron frente a frente fue en 2009, cuando murió el padre de Carlos Baute. En el funeral, José Daniel saludó a éste, correspondiéndolo estrechando su mano, como si fuera un simple conocido del finado, su abuelo paterno, realmente. A partir de ese instante, José Daniel no cejó en su empeño de hablar con su progenitor, hasta conseguirlo un año después, en mayo de 2010. Pero la conversación entre ambos fue tensa y el joven quedó decepcionado. Tres años más tarde, ya quedó dicho, sí que consiguió legalmente llevar su apellido, Baute. Y desde entonces, sus súplicas y demandas para que sea beneficiado de una pensión alimenticia, insistimos que han sido inútiles. La verdad es que su vida ha estado llena de problemas de subsistencia. Su madre no pudo costearle una carrera y él únicamente fue ganándose la vida en calidad de administrativo e informático. En la actualidad viene trabajando en una gasolinera de Jaén, propiedad del padre de su novia.

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Daniel Arellán | Archivo

Carlos Baute, aunque molesto por la insistencia de José Daniel en sus peticiones, está por otro lado tranquilo, dado que la justicia le ha venido dando la razón, no apoyando la petición económica de su hijo. Instalado en Madrid desde 2000, aquí tiene su centro de operaciones para cumplir sus contratos musicales. Ha llegado a los cuarenta y cinco años, descendiente de tinerfeños y gallegos, es muy querido en toda España donde se ha abierto camino tras exiliarse de su querida Caracas, de su amada Venezuela, su país, donde tiene vetados todos sus discos. Públicamente, Carlos Baute ha calificado a Nicolás Maduro de ser "El usurpador", apoya a los líderes que tratan de derrocarlo, sin fortuna hasta la fecha, y mantiene una fundación en Madrid de ayuda humanitaria a sus compatriotas.

Sus asuntos artísticos le han ido bien, con giras y discos bien recibidos por su gran cantidad de "fans", el último titulado "De amor y dolor" donde combina con su habitual condición de baladista romántico otras piezas de reguetón, un ritmo que no le entusiasma mucho pero considera atractivo para el público joven, que quiere bailar al compás de su música. No en vano, a sus estudios de Conservatorio se unen otros de danza, cuando se preparaba parea debutar profesionalmente en su tierra. Además, él ha seguido muy de cerca la evolución de los espectáculos de Chayanne. Y, como quiera que sus duetos con Marta Sánchez causaron aquí sensación ha tenido ocasión después, tras un periodo de malentendidos entre los dos cuando tarifaron, de reanudar su colaboración con la rubia intérprete madrileña. Carlos Baute es un tipo simpático, afable, que no quiere problemas ni líos amorosos en torno suyo. Es fiel a la que considera su novia de siempre, su gran amor, que es la arquitecta y modelo venezolana Astrid Klisans Vitols, descendiente de una familia letona. Casados en 2011 tienen tres hijos: Markuss, Liene y Alisse, nacidos respectivamente etre 2016 y 2019. En 2015 tuvieron la desgracia de perder el varón que esperaban. Lo que más desea Carlos, en cada desplazamiento que muy a menudo le implica su profesión es volver a su casa madrileña. Es todo un padrazo y un buen esposo.

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