A las seis de la mañana hora española, con puntualidad japonesa, comenzaba en el Palacio Imperial de Tokio la ceremonia de entronización de Naruhito, el emperador de Japón. Con toda la pompa y boato que manda la tradición japonesa, hemos podido ver al flamante Emperador leyendo su discurso con su esposa, la sufrida princesa, ahora emperatriz Masako, escuchando atenta ataviada con un kimono formal. Una joya de traje tradicional que pesa varios kilos y que las damas japonesas soportan con estoicismo.
Naruhito, por su padre, ha elegido el mismo ropaje que usó su padre en 1990: una túnica de color naranja oscuro cuyo diseño data del siglo IX y que el protocolo imperial reserva para las ocasiones más solemnes.
Más de 2.000 invitados y dignatarios de 174 países
La ceremonia de entronización ha sido toda una cumbre de royals, entre los que han destacado los reyes de España. El protocolo marcaba para ellas traje largo y tocado, y Letizia ha vuelto a sorprendernos con su acertada elección: un vestido largo en seda estampada que recuerda a los tejidos de los kimonos japoneses, debido a la decoración floral en tonos rosas, verdes y blancas, y al fajín que decoraba su cintura. Los brazos cubiertos, y un ligero escote en forma de "V" en la espalda. Un kimono firmado por la diseñadora cordobesa Matilde Cano, que ya la vistió durante su visita hace un año a Estados Unidos. Además, la reina española lucía en sus orejas sendos pendientes de esmeraldas y diamantes que pertenecen a su suegra, la reina Sofía.
La reina también ha lucido tocado, aunque menos aparatoso que el de Máxima de Holanda o Mary de Dinamarca. Se trata de una simple diadema forrada en tela rosa. Un complemento que está totalmente de moda. Y hay que hacer una especial mención a las joyas que ha vestido nuestra reina, muy dada a sacar la "artillería pesada" en ocasiones especiales. Esta vez, hay que destacar su espectacular collar de chatones y unos impresionantes pendientes de esmeraldas que lució en 2016 durante una visita de Estado a Portugal.
Otras royals como la soberana holandesa no han arriesgado y han optado por diseños mucho más tradicionales, dejando el protagonismo a sus tocados. Máxima de Holanda se ha decantado por un vestido gris y un sombrero con una gran flor en la cabeza, mientras que Mary Donaldson y Matilde de Bélgica han elegido diseños prácticamente similares, vestidos-capa, pero en colores distintos. La heredera danesa ha charlado muy animada con otro heredero, en este caso eterno: Carlos de Inglaterra.