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Diana Lorys, la "vampiresa" quitamaridos del destape

Diana Lorys es otro ejemplo de actriz del destape: exhibió su anatomía a menudo, pero también era una buena actriz dramática.

Diana Lorys es otro ejemplo de actriz del destape: exhibió su anatomía a menudo, pero también era una buena actriz dramática.
Diana, en la gran pantalla | Archivo

Tarde o temprano teníamos que incluir en nuestra galería de actrices españolas que se desnudaban en el cine a una pionera llamada Diana Lorys, nombre artístico de quien en su carné de identidad aparece como Ana María Cazorla Vega, madrileña nacida el 20 de octubre de 1940 y a quien por tanto hemos de felicitar por su septuagésimo noveno cumpleaños. Ya retirada del mundo artístico hemos de precisar que, si bien exhibió su espléndida anatomía en un montón de películas, cuando le ofrecieron papeles adecuados demostró ser una aceptable actriz dramática. Ella misma confesaba: "Las que únicamente se desnudan son señoritas jóvenes, pero no actrices". Y ella tenía condiciones para demostrar que no sólo era muy atractiva, insinuante en la pantalla y daba perfectamente el tipo de vampiresa "quitamaridos", personajes en los que acabó especializándose porque así lo demandaban productores y directores de comedias.

Encasillada es el adjetivo que podía cuadrarle mejor. También participó en los "spaghetti western" que se rodaban con frecuencia en Almería, o bien en estudios italianos donde Diana Lorys era conocida, al punto que vivió largas temporadas en Roma, donde alquiló un apartamento. Entre los años 60 y mitad de los 70 los desnudos de Diana Lorys en España eran medidos con lupa por la censura. Imágenes de la actriz "no mostrándolo todo", sino apenas parte de su cuerpo, y a veces con una cámara veloz, que dejaba entrever más que ver al espectador. Ahora bien, en bastantes de esas mismas películas sí que la madrileña se quedaba en porretas totalmente, en lo que se llamaban "dobles versiones", que los avispados productores vendían al extranjero, sobre todo a Italia, donde tenían "manga ancha" para exhibir escenas de sexo, aquí absolutamente prohibidas. Diana Lorys se había preparado muy jovencita recibiendo clases de Arte Dramático, declamación, baile clásico y español. Pero pocas veces pudo dar a conocer esos conocimientos recibidos.

Su debut tuvo lugar en 1960 en Pelusa, cuya protagonista fue Marujita Díaz. Lazaga, Forqué, Iquino y Jesús Franco la dirigieron en sus respectivas filmografías, siendo este último quien inrodujo a Diana Lorys en películas de terror, en las que estaba familiarizado. Iquino se inclinó en su última época a desnudar a cuantas actrices tuvo a tiro en su productora, olvidando su primera etapa de otro cine de calidad. Los otros citados se movían más en el género de la comedia, limitándose a que Diana Lorys y quienes así lo aceptaban en sus contratos, desfilaran ante las cámaras ligeras de ropa, sin excederse. El caso es que Diana Lorys fue una actriz habitual y pionera en ese cine del destape, mucho antes de que llegada la Transición se generalizara aquello de "me desnudo siempre que el guión lo exija". Y docenas de bellezas "pasaron por el aro", repitiendo en las entrevistas tan sobada declaración. Durante su actividad cinematográfica, Diana llegó a intervenir en cuarenta cintas. Las de completo contenido erótico, secuencias de sexo, a veces de tinte lésbico, fueron entre otras, las siguientes, de las que hay imágenes explícitas en YouTube: The Awful Dr. Orlof, (que en español se tituló Gritos en la noche), Les cauchemars naissent la nuit, Los ojos azules de la muñeca rota, Las juergas del señorito, Cabellos salvajes y La lozana andaluza.

Aunque su presencia en el cine español fuera habitual entre 1960 y la década siguiente, no llegó a ser la estrella que soñaba o la actriz reconocida por el gran público, aunque luchó por ello y apareció en algunas obras de teatro también, en las compañías de Arturo Fernández y Paco Morán, entre alguna otra. Cuando aparecía en las revistas gráficas aceptaba posar lo más "sexy" posible. "Yo no he conseguido más renombre porque no me llaman de televisión". Sí que la contrataron, pero poco, en algunos capítulos de Curro Jiménez y algunas otras series. Pero fueron insuficientes para que la tomaran más en serio por mucho, insistimos, que la actriz trató de demostrar. Si tuvo amores, como es de suponer dada su impresionante presencia, los guardó para sí. La recuerdo frecuentemente acompañada por un galán, alto y fornido, de buena apariencia, en estrenos, cócteles y acontecimientos sociales. Creo recordar que atendía por Fernando, y que hizo algunas incursiones, breves, en el cine. He intentado conocer más aspectos de la vida sentimental de esta hermosa mujer, que injustamente no fue reconocida por sus condiciones interpretativas, pero no lo he logrado. Sólo he sabido que se retiró en 1978, tras aparecer en un par de películas perfectamente olvidadas, y que contrajo matrimonio, ignorando si fue con aquel guapo que no la dejaba ni a sol ni a sombra, u otro amor. Años más tarde, debió sentir nostalgia de su pasado, pues en 2007 rodó Un hombre de porvenir, que sí es hasta la fecha su última película. Y ya su nombre fue quedando en el olvido, como tantas otras.

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