El programa-concurso de televisión Un, dos, tres... responda otra vez fue cantera de muchas jóvenes bellezas que aspiraban a dedicarse después al mundo del espectáculo. Una de ellas fue Silvana Sandoval, cuyas experiencias la llevaron a debutar en el cine, el teatro y finalmente, de nuevo, a la llamada pequeña pantalla. Conocimos a Silvana, que en realidad se llama Blanca María Aguete, mujer llena de simpatía a la que no le costaba sonreír en cuanto se encontraba con gente amiga. Su agradable sonrisa era siempre una puerta para hablar de cualquier asunto, menos de uno: su edad. Ni siquiera hace unos años cuando Concha Velasco la entrevistaba para "Cine de barrio" quiso romper con esa costumbre. Recojo sus palabras cuando hablaba de sus inicios: "Me presenté a un "cásting" de Un, dos, tres..., donde Chicho Ibáñez Serrador nos seleccionaba. Teníamos, una vez admitidas todas las azafatas, que llevar minifalda y yo, que entonces tenía sólo quince años me quitaba el uniforme del colegio para acudir al programa". Eso sucedía en 1972. Se nos hace difícil admitir la edad manifestada públicamente por la interesada ya que en su biografía artística aparece en los repartos de las series La familia Colón, Las doce caras de Juan, fechadas en 1967, y No somos de piedra, película que Manuel Summers rodó en 1968. Y en esos trabajos no parecía ser una colegiala precisamente. Pero, dejando de lado esa manipulación de su identidad, participó en varios concursos de misses, que eran en la década de los 60 y 70 vehículo publicitario para que las aspirantes soñaran con ser estrellas de cine.
Del mismo modo que en la actualidad pretenden alcanzar dinero y popularidad en concursos televisivos musicales. Y Silvana Sandoval se presentó al de Miss Primavera, que patrocinaba "El Corte Inglés"; Guapa con Gafas (que un año obtuvo Massiel, entonces totalmente desconocida), evento organizado por el avispado propietario de una cadena de ópticas, Renato Cottet; y Miss Centro, en su condición de vecina de Madrid, que ganó, lo que le supuso intentar ser luego Miss España, lo que ya no consiguió. Con ese "curriculum" de miss es fácil comprender que le llovieran pretendientes, que es lo que entonces podía publicarse, o novios, porque nadie en los medios de comunicación citaba la palabra amante, ni la de compañero.
Lo cierto es que un seductor nato como el marqués de Cubas, hermano del de Griñón, reputado conquistador de bellezas de alto nivel, salió una temporada con Silvana Sandoval, aunque sabiéndole incapaz por entonces de comprometerse más con mujer alguna, quedaron al final simplemente como buenos amigos. Ella lo recordará así, seguramente. Maniquí en algunos desfiles, (vocablo ahora casi en desuso, sustituido por el de modelo, o "top model"), Silvana Sandoval hizo sus pinitos cinematográficos, exhibiendo su fotogénico rostro sonriente y algo más... con poca ropa. Las revistas rosas la fotografiaban algunas veces en su apartamento, como Diez Minutos, con algunas poses insinuantes, aunque sin ir más lejos. Eso lo dejó para cintas como Escalofrío diabólico, de 1971, Doctor, me gustan las mujeres ¿es grave?, El adúltero, Investigación criminal, S.O.S. invasión y alguna otra de escasa entidad. Lo cierto es que el cine fue para ella más espejismo que otra cosa, pues no pasó de ser una discreta actriz de reparto. Tampoco en el teatro halló mejores ocasiones para destacar. En cambio sería en Televisión Española donde ya sí encontró el camino que buscaba, presentándose a unas pruebas para locutora de continuidad. Se las llamaba así a quienes en "off", sin dar la cara, anunciaban los programas, o bien otras veces ya ante las cámaras. De cintura para arriba, claro.
Para su faceta televisiva prefirió abandonar su seudónimo artístico pasando a ser conocida por su doble nombre y apellido verdaderos, ya queda dicho que Blanca María Aguete. Treinta y un años perteneció a la plantilla de Televisión Española, que ya de por sí constituye un récord. Aparecía en otras publicaciones sin necesidad de poses frívolas, pues estaban dedicadas a temas únicamente relacionados con los programas de televisión. Y a través de "la caja tonta" ella destacaba con una voz sensual, que la distinguía de la de otras compañeras. Y cuando le llegó el temido Ere y hubo de abandonar los estudios de Prado de Rey, permaneció cinco años, entre 1991 y 1996 en el equipo de María Teresa Campos (que vive horas bajas y no acaba de superar sus penas) en calidad de colaboradora en "Pasa la vida". Retornó a TVE para en 1997 colocar su voz en los guiones de Gente y Corazón, corazón. Se retiró en 2008. En cuando a su vida sentimental, en 1981 contrajo matrimonio con el ingeniero químico Ignacio Quintero.