Paula Vázquez se ha querido sumar a la iniciativa del cantante Dani Martín en redes sociales para mostrar, sin tapujos, las secuelas reales de la rosácea. Una enfermedad dermatológica que se manifiesta con distintos niveles de agresividad y que se puede presentar en cualquier momento. Y además, con distintos grados de intensidad.
De ese modo, mientras Dani Martín puede convivir perfectamente con ella, Paula Vázquez asegura que la rosácea sí incapacita ciertos aspectos de su vida. "Para él no es ningún inconveniente. Sin embargo a mí sí que me molesta. Aunque aprendo a vivir con ella. La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que afecta solo al rostro, en especial a las mejillas, la frente, la barbilla, la nariz y ojos", explica en Instagram.
"Es como tener acné pero a partir de los 40, en mi caso. Nunca antes había tenido granitos. Hace dos años me lo diagnosticaron. Para entonces tenía un brote muy importante. La cara inflamada, roja, dolía, una especie de picazón, y de repente los ojos. Rojos, secos, duelen mucho. Hasta marea. Está relacionado con el estrés. Yo solo consigo bajarlo relajándome, baños de espuma, paseos. Música. Y a veces ni eso", se lamenta.
En el caso de Paula, la rosácea "suele comenzar en los mofletes, se quedan rojos como un borrachito (por cierto, imposible beber alcohol teniendo rosácea)". Los efectos en su caso son casi inmediatos: "A mí, un tinto de verano me destroza la cara".
Una realidad que Paula trata de combatir con la ayuda de sus seguidores. Y es que existen numerosos productos que reducen los efectos negativos de la rosácea en la piel, como los productos de laboratorios de Avéne.
La sincera publicación de Paula enseguida ha encontrado respuesta en sus seguidores, incluyendo el cantante Dani Martín, que de paso desveló otro problema de salud que, en su caso, resultó que estaba causado por el estrés, como en ocasiones también lo está la rosácea.
"Yo no he tenido eso exactamente y sé que es incomparable puesto que el 50% de tu labor profesional se basa en tu imagen , pero tuve alopecia areata por el estrés. Se me cayó el pelo. Probé hasta inyecciones de cortisona, y nada. Cuando decidí que me daba igual, volvió a crecer el pelo. La mejor solución ante estos casos es tratar de que no te importe lo suficiente como para que el cuerpo entienda que no debe atacarse a si mismo por el estrés".