Ana Obregón fue una de las invitadas, junto a Mayra Gómez Kemp, en la sección "El Día D" del programa Un año de tu vida (Canal Sur), presentado por Toñi Moreno. La actriz y presentadora no está pasando por un buen momento tras la recaída de su hijo Álex, que lleva luchando contra el cáncer desde hace más de un año. Lo que está viviendo Ana es un infierno para cualquiera madre y la presentadora no pudo evitar emocionarse con su testimonio.
"Ha sido toda mi vida y la infancia de Álex el tiempo que he estado conciliando. Por un hijo no te sacrificas, te sale. Al novio puede que no le atendiera, pero a mi hijo siempre", confesó. Toñi Moreno conoce personalmente al hijo de Ana Obregón y Alessandro Lequio y ha estado muy pendiente de su estado de salud. "Me comunico con Álex por Instagram. Lo has hecho muy bien porque es un chico muy honesto y muy trabajador", aseguró la presentadora.
Tras ver un vídeo que repasaba los momentos más importantes de la vida de la actriz, Toñi rompió a llorar y acabó con los ojos llenos de lágrimas. "Tengo que pedirte perdón porque se supone que tengo que llevar este programa…", dijo muy emocionada. Fue Ana Obregón quien terminó consolando a Toñi Moreno y no al revés, demostrando que aún tiene mucha fuerza. "Me encanta ver a gente que supera esta enfermedad y nosotros lo vamos a superar también (aseguró refiriéndose al cáncer que sufrió Mayra Gómez Kemp) porque mi hijo se lo merece".
Gómez Kemp también recordó su lucha contra el cáncer. En 2009 tuvo que hacer frente a uno de lengua que, tras una operación, le dejó secuelas en el habla. En una entrevista con ABC en 2014, la mítica presentadora confesó que la enfermedad le cambió la vida: "Conmigo fue doblemente cruel, porque no solo amenazó mi vida, sino también la forma en la que me la he ganado".
Después llegó el cáncer de garganta. "Cuando peor lo estaba pasando no podía ni comer. Llegué a pesar 49 kilos", relató. Superó todo esto gracias a el apoyo de la gente: "En aquel momento en que no podía ni comer iba por la calle y la gente se me acercaba y me daban un abrazo o un beso y me decían: '¡Tú puedes!' Una vez un chico me gritó: '¡Nena, tú vales mucho!' Yo sobreviví gracias al cariño de la gente. Ese cariño alimenta".