Medio siglo de vida es una cifra importante para celebrarse por todo lo alto, como así se espera lo haga Catherine Zeta-Jones este 25 de septiembre junto a su amado esposo, Michael Douglas quien, precisamente también nació ese mismo día, claro que veinticinco años antes. Motivo añadido para que la fecha tenga para ambos un significado especial, junto a sus hijos, Dylan Michael, de diecinueve, y Carys, que tiene dieciséis y son la alegría de la pareja, razón probablemente por la que tiempo atrás el matrimonio se lo pensó dos veces antes de tomar la resolución de divorciarse. Les faltó muy poco. Y es que Catherine lo pilló en uno de sus renuncios, porque Michael es tan seductor como su glorioso y centenario padre. Hasta padeció un cáncer de garganta y una infección bucal sobre la que se comentó que era consecuencia de haber practicado el llamado arte sexual del "cunnilingus". Y es que nunca ha podido sustraerse a lo que sobre él se dijo siempre en Hollywood: "Es un adicto al sexo".
Todo eso ya es pasado, se separaron unos meses en 2013 y un año más tarde se reconciliaron. Por ahora nada parece que les impida seguir juntos. Han disfrutado de unos días este verano en Mallorca, en su finca S'Estaca, situada en la sierra de Tramuntana, término municipal de Valldemosa, que fue donde se enamoraron, de esto hace dos decenios. Michael Douglas se había encaprichado de esa mansión histórica que había pertenecido en el pasado al archiduque Luis Salvador de Austria. La adquirió a buen precio, aunque ahora está en venta, rebajando los cincuenta millones de euros que pedía al principio a veintinueve, aunque a día de hoy no haya surgido ningún comprador. Allí, Michael y su entonces esposa Diandra Luker vivieron temporadas de amor y tranquilidad hasta que la pareja que en Hollywood era modelo de fidelidad se rompió. Y como Michael no es hombre que pueda pasar mucho tiempo en soledad sin tener una mujer a su lado encontró en seguida a la que, tras arduo seguimiento, paciencia y romántica persecución se convirtió en su nueva esposa: Catherine Zeta-Jones.
Michael quedó deslumbrado contemplándola durante la proyección de la película La máscara del Zorro, en 1998, que ella protagonizó junto a nuestro Antonio Banderas. Pareja muy bien avenida aunque no llegaron a mayores fuera del rodaje. Por entonces, el malagueño aún le era fiel a Melanie Griffith. Precisamente en una fiesta en la que coincidieron, Michael Douglas los saludó y le presentaron a Catherine. La estrella, cortésmente, correspondió a los piropos que le dedicó pero le fue dando largas cuando días más tarde él pretendía una cita. Fue rodando La trampa donde Catherine encabezó el reparto con el veterano Sean Connery cuando, a fuerza de insistir, Michael logró lo que tanto deseaba: quedar con ella e invitarla a pasar unos días a su lado en su mansión balear. Sorprendentemente, pues él no las tenía todas consigo, ella aceptó. Y allí, en Valldemosa, donde el músico Chopín, aunque en otro lugar, también fuera feliz con su amada, Catherine Zeta-Jones cayó al fin rendida a los brazos del galán de Wall Street y tantas otras películas de éxito que lo convirtió en millonario. No le anda a la zaga ella, quien figura como una de las actrices mejor pagadas en la actualidad, aunque ambos, al casarse, fijaron como condición la de hacerlo con separación de bienes.
El modo cómo Michael Douglas le pidió matrimonio fue de lo más romántico y quizás cursi para muchos. Era la Nochevieja de 1999 y Michael, cuando ya era novio de Catherine, celebraban la Navidad en la residencia que el actor tenía en la estación invernal de Aspen. Pasada la medianoche, con los vapores del champán, se puso de pronto de rodillas ante ella: "¿Quieres casarte conmigo, amor mío?". Y ante esa imprevista declaración, Catherine no tuvo nada más que asentir, abrazándose para culminar la noche encamados. Fue el 18 de noviembre de 2000, firmado ya el divorcio de Michael y Diandra, cuando en el hotel Plaza, de Nueva York, festejaron sus esponsales. Ya eran padres desde hacía tres meses de su primogénito, Dylan Michael. Dada la notoriedad del novio, que además de brillante actor ejerce de productor, asistieron más de cien invitados, entre quienes se encontraba su buen amigo Jack Nicholson y otras celebridades del Séptimo Arte, contando con quien era por entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan. Y es que este Douglas Jr. Hace tiempo que goza del trato con grandes personalidades, como los anteriores Presidentes de los Estados Unidos, los Bush, Carter y Clinton. Con Trump, menos, a pesar de que antes de que Donald fuera primer mandatario jugaba al golf con el actor. Catherine Zeta-Jones, aunque goza de prestigio en el mundo cinematográfico, ha ganado más popularidad desde que se casó con Michael Douglas, hecho innegable. Lejos queda su pasado cuando vivía en su pueblo de Gales, Swansea, en el seno de una familia de clase media: padre dueño de un fábrica de chuches y madre modista. Familia que pasó a gozar de mejor posición cuando les tocó un premio de cien mil libras en un bingo. Con nueve años, Catherine ya actuaba en funciones infantiles como actriz y bailarina. Y desde Londres se convirtió en profesional, saltó al continente americano que es donde, a finales de la última década del siglo XX, empezó a destacar en la pantalla hasta recibir en 2003 el Óscar a la mejor actriz de reparto por su magnífica interpretación en el musical Chicago.
La belleza de Catherine es incuestionable y así lo han proclamado varias revistas norteamericanas, por si no fuera suficiente verla en la pantalla. De perfectas medidas. Cuida mucho su físico y últimamente nos da la sensación de que ha cambiado algo, sometiéndose a sesiones de bótox y otras para mantenerse lo más joven posible. Mas con una cicatriz en el cuello que no le ha sido posible ocultar nunca, consecuencia de una traqueotomía a la que tuvo que someterse siendo niña. Acerca de su salud sólo podemos reseñar que que en 2011 la diagnosticaron como afectada por un trastorno bipolar, del que nada más se ha sabido. Se identificó desde el primer momento que conoció a los padres y hermanos de Michael Douglas con todo el clan. Kirk, el viejo patriarca, le ha mostrado públicamente su cariño y cuando se encuentran es frecuente que le cuente historias de su pasado, que Catherine escucha paciente y muy interesada. Mucho más ha hecho ella: aceptar a que viva en su hogar uno de los hijos de su marido, Cameron, al que encarcelaron en 2010 por delitos de drogas. Viven con gran lujo estos Douglas, que poseen casas en Los Ángeles, País de Gales, Nueva York, las Islas Bermudas, Vancouver... Su última adquisición ha sido una inmensa mansión de estilo georgiano, con veintidós cuartos, diez baños y un sinfin de cómodos rincones decorados por Catherine con mucho gusto, pues es una de sus aficiones. En cuanto al trabajo actual de ambos, dada la crisis que el cine viene atravesando y son las multinacionales productoras de televisión quiénes manejan el cotarro del espectáculo, tanto ella como él han participado en un par de series: Catherine Zeta- Jones en "Feud", donde personificaba a la mítica Olivia de Havilland, y Michael en "El método Kominsky", cuyo eje argumental gira acerca de un hombre que llega a la vejez y reflexiona sobre los amigos que le quedan. ¡Felicidades a ambos en este día del cumpleaños!