La muerte de Camilo Sesto y el regreso a España de Camilo Blanes, su hijo, continúa generando una gran controversia debido a la tensa relación que mantenían padre e hijo, de la que culpan a su administrador, Cristóbal Hueto. Sin embargo parece que éste que no fue el único hombre importante en la vida del artista durante los últimos años. Esta semana, la periodista Ángela Portero escribe en La Razón sobre el desconocido Ángel Martín Fernández, "una de las personas en las que más confiaba Camilo".
Según la periodista, fue el encargado de trasladar todos los objetos de valor que Camilo tenía en su casa de Torrelodones a la de La Chopera tras el robo que sufrió en 2013. Al parecer, en Torrelodones no hay nada de valor: "Todas sus joyas, decenas de discos de oro y platino y maletines llenos de dólares de dos conciertos que dio Camilo en Latinoamérica están en La Chopera. Una casa de la que sólo tiene las llaves Cristóbal", cuenta Ángel a Ángela. "Si no está todo lo que allí llevamos, Cristóbal va a tener que aclarar qué ha pasado porque es el único que tenía las llaves de la casa."
Ángel Martín y su familia llevaban más de cincuenta años cerca del artista. "Angelito", como Camilo lo llamaba, vivió desde los ocho años en su casa de Torrelones debido al trabajo de sus abuelos en la casa del cantante. "Una vez que triunfó y se construyó la casa de Torrelodones, Camilo contrató a los abuelos de Angelito como cocinera y jardinero que se trasladaron a vivir a la enorme mansión del artista con sus dos nietos: Ángel y Pedro".
Sin embargo, su relación se enfrió tras la aparición de Cristóbal al que considera culpable de aislar al artista de su círculo más cercano y de su hijo: "Camilo estaba muy solo (…) una soledad en parte buscada y deseada pero también impuesta por Cristóbal, su administrador, que era quien manejaba su vida". Además augura graves problemas en torno a la herencia del artista: "Va a tener que dar explicaciones a su heredero".