Isabel Pantoja ya está en España, y se inicia la segunda etapa de su reinado mediático. Jorge Javier Vázquez, antaño uno de sus mayores enemigos, lo sabe muy bien y por eso dedica íntegramente su espacio de esta semana en la revista Lecturas a dar la última hora de su tortuosa relación.
"Pantoja sigue interesando porque no se prodiga en exceso. Escoge cuidadosamente cómo, cuándo y dónde", dice el presentador catalán sobre la política de apariciones de la tonadillera. Que ha vuelto convertida en "muy poquita cosa". Pero no se asusten: Jorge Javier se refiere a su físico: "Se fue a la isla ya delgada y, si a eso le sumas nueve kilos menos, choca verla en persona".
Habla también de su perfume, ya que volvió "impregnada de ese perfume que usa desde hace décadas y con el que, según cuenta la leyenda, rocía las primeras filas de sus conciertos". El presentador asegura que cuando volvió a su casa a las dos de la madrugada, "mi mano todavía seguía oliendo a ella".
Reconoce que con ella las ha tenido "de todos los colores". "Me ha dedicado cientos de esas miradas propias de padres severos que dejan clavado en el sitio". Pero lo que antes le producía temor, ahora es solo "nostalgia". "Echa mano de recursos archiconocidos para tener al personal a raya, pero cada vez le cuesta más porque la edad nos hace a todos más descreídos".
Por eso, Pantoja funciona mejor "enfadada", es cuando opera su "poder hipnótico", y por eso "se parece mucho a Belén Esteban". "Con Pantoja llevo peleándome desde el principio de los tiempos. Y lo que nos queda, porque la nuestra es una relación condenada al desencuentro. Creo que ella ya se ha dado cuenta y por eso se mostró tan relajada durante la entrevista".
Y sobre el futuro que les espera a ambos, está "convencido de que dentro de un cuarto de hora volveremos a ser adorables enemigos", solo para poco después volver a reconciliarse. Reconoce en Lecturas el presentador de Supervivientes y Sálvame que es algo que quizá "cuesta entenderlo, pero los artistas somos así. Raros y contradictorios".