Comienzan las fiestas del Orgullo Gay en Madrid este viernes, 28 de junio, con el pregón de la cantante Mónica Naranjo, que siempre ha estado muy vinculada al movimiento LGTB. La anécdota es que desde hace unos años los organizadores del evento le habían ofrecido ser pregonera, sin ella aceptarlo. Y ha sido este año cuando la catalana solicitó ese, para ella, honor, ante la previsible gran audiencia en la castiza plaza de Chueca, que suele estar abarrotada en estas fechas. Los vecinos, por contra, pedían al nuevo Ayuntamiento de Almeida que les libraran de tanta murga, pero otro año será, porque el ruido y la juerga continua están asegurados en las noches madrileñas en ese barrio, hasta que concluyan los festejos el siete de julio.
Mónica Naranjo, que cumplió cuarenta y cinco años en el pasado mes de mayo, natural de Figueras, reside desde hace tiempo en Madrid, donde inició su carrera musical hace un cuarto de siglo. Está considerada una de las más potentes voces del pop español. Mujer de fuerte carácter y singular personalidad se ha emparejado en un par ocasiones, la primera con quien era su productor musical, Cristóbal Sánsano. Llevaban seis años de convivencia cuando en 1998 pasaron por un juzgado para legalizar su situación. En 2002 se dijeron adiós.
Un año después el vasco Óscar Tarruella entró en su vida de una manera pintoresca, más propia de un "gag" cinematográfico: a Mónica le habían robado en su domicilio, cuando vivía en Cataluña, e inmediatamente llamó a la policía. A su domicilio llegó un mozo de escuadra, alto, bien parecido, que indagó en lo sucedido. Pocos días más tarde Mónica y Óscar comenzaron a salir y luego a entrar. Y durante quince años fueron una feliz pareja. Mónica se hizo cargo del hijo que él tenía de otra relación anterior, Aitor. Y Óscar abandonó su uniforme para convertirse en representante artístico de su mujer. Hasta que en julio del pasado año dieron por finalizada su unión.
Mónica Naranjo no ha defraudado nunca a los periodistas, con algunas de sus declaraciones, algunas tan poéticas y de doble sentido como ésta, por ejemplo: "La vida es un arcoíris". Evidentemente era un guiño hacia el logotipo del movimiento de gays y lesbianas. Lo normal desde luego en ella es la provocación: "Cada vez que me he acostado con una mujer me he vuelto loca". Dice que no le gusta ser tratada como bisexual. Y está muy contenta del programa que la productora Mediapro le ha ofrecido: Mónica y el sexo. Para grabar cada capítulo ha dicho que se documentó, entre otros libros, con el célebre e histórico Kamasutra, practicando posturas que le han complacido mucho. Lo raro es que desconociera esa obra, escrita hace un montón de siglos...