Lucio Blázquez, así es su primer apellido, aunque todo el mundo le conoce por su nombre de pila. Es sin lugar a dudas uno de los personajes más emblemáticos y no solo de Madrid, ya que por su restaurante han pasado los más grandes del mundo entero. Tiene 86 años, y siempre está al pie del cañón para atender a toda la clientela del local, que no es poca, porque todos los días del semana está ocupado hasta arriba.
Sus tres hijos han seguido sus pasos y están en todo momento pendientes del negocio familiar. Alberto Vázquez Figueroa acaba de publicar un libro sobre la vida del restaurador, y también para rendir un homenaje a una persona tan entrañable y tan de verdad. Los huevos rotos con patatas son famosos en todo el mundo, y quien los prueba sin lugar dudas repite. Si no, que se lo digan al ex presidente Clinton, entre otros muchos.
Es un gran aficionado al fútbol, y de todas la vida le ha gustado el Atlético de Madrid, motivo por el cual, la presentación del libro que lleva por título su nombre tuvo lugar en el estadio Wanda Metropolitano. Su presidente Enrique Cerezo tuvo unas palabras muy entrañables en el discurso que pronunció. "Lucio es una persona fiel a sus clientes y a su club. Trabajador incansable, y un monumento al esfuerzo. Su chaqueta es blanca, pero su corazón es rojiblanco. Desde el primer día que nos conocimos me transmitió la pasión por su trabajo. Te estaremos muy agradecidos siempre por tu apoyo incondicional. Esta es tu casa y gracias de corazón".
Ni que decir tiene que su familia asistió al completo, su esposa y sus hijos, Fernando, Javier y María, sus herederos que de manera incondicional, han seguido la huella de su padre, y juntos han organizado este merecidísimo homenaje. Entre los muchos invitados que asistieron se encontraba Ana Botella, que dijo que "no se entendería Madrid sin Lucio". El que fuera ministro del Interior Jose Luís Corcuera también alabó su generosidad. Antonio Garrigues. el empresario Pedro Trapote y su esposa Begoña García-Vaquero, Los del Rio, la gran bailarina María Rosa con su inseparable amiga la diseñadora Marili Coll, o Pedro Ruiz, estuvieron también allí.
Hubo una gran ausencia, la del rey Emérito, Don Juan Carlos que cientos de veces ha degustado de las delicias de esa casa, y con el que ha tenido mucho trato. Se notó su ausencia, y resulta raro ahora que no tiene agenda oficial.