Salvo caso excepcionales como el de Gloria Camila, Chabelita Pantoja o más recientemente Aneth, todos los concursantes de Supervivientes sufren una gran pérdida de peso. Uno de los momentos más esperados de los expulsados del programa es cuando se enfrentan al espejo y a la báscula. Un ritual que se cumple en todas las ediciones antes de que los concursantes regresen a sus vidas en España.
La última expulsada del programa fue la modelo curvi Lidia Santos que antes de poner rumbo a Madrid, tuvo la oportunidad de mirarse ver su reflejo después de 40 días de supervivencia. "Estoy muy nerviosa. Quiero verme ya. Esto es un suplicio", decía la modelo a la organización mientras Jordi González le animaba desde el plató: "Te va a gustar".
Y es que Lidia ha perdido siete kilos y medio desde que llegó a Honduras. Una cifra que la dejó muy "gratamente sorprendida": "Pensaba que serían unos cinco kilos", aseguró. La superviviente miraba cada parte de su cuerpo, hasta que llegó a una zona que le terminó de convencer: "Me he quedado sin culo y qué careto".
Después de verse en el espejo, toca volver a España a pesar de la "pena" que le da tener que dejar la isla: "Sabía que la nominación era muy fuerte, pero esto es impredecible, así que llegué a pensar que por qué no me iba a salvar", aún así "tenía esperanza de que el público me dejase aquí algunas semanas más".
