Los padres de Mario Biondo continúan luchando para que se haga justicia por la muerte de su hijo. Esta semana, Santina y Pippo han llevado ante el juez al forense que firmó el levantamiento del cadáver de su hijo y que realizó la autopsia de su cuerpo, José Abenza Rojo. Los exsuegros de Raquel Sánchez Silva creen que existen dos firmas diferentes pese a que las realizó la misma persona. También ponen en duda los resultados arrojados por la primera autopsia, por lo que lucharon hasta que se le practicó una segunda realizada por peritos italianos. Esta semana Abenza Rojo prestó declaración y, tal y como detalla La Vanguardia, a lo largo de su comparecencia el experto forense se mostró fiel a la versión que lleva dando desde el año 2013 cuando se produjo el fallecimiento, a pesar de las múltiples contradicciones con la segunda autopsia.
Desde el trágico suceso, los padres mantienen la misma idea: su hijo no se quitó la vida, se la arrebataron. Años de lucha hasta que han conseguido que el caso sea reabierto, contando con una segunda autopsia y con hasta cinco informes de expertos criminalistas. Con todos los datos recabados a lo largo de los años, se querellaron contra el forense español.
Además, Santina y Pippo creen que hubo más de una persona implicada en el levantamiento del cadáver de su hijo y en su posterior autopsia, puesto que las firmas no coinciden, por lo que le acusan de falsificación de firma. Para demostrarlo han contado con la ayuda del grafólogo Josep Juan Buixeda que mantiene que "con carácter indiciario, las firmas de uno u otro documento podrían no haber sido realizadas por la misma persona a las que inicialmente se las atribuye, D. José María Abenza Rojo". La acusación particular cree que la rúbrica del levantamiento del cadáver coincide con la del informe del Instituto Anatómico Forense pero no con la de la autopsia. De ser cierto, dos personas distintas intervinieron en este protocolo.
Mientras que en el informe de la segunda autopsia se demuestra que en el estómago de Biondo había restos de la cena que consumió aquella noche, en la primera no se encontró nada. Ante su señoría explicó que introdujo una cánula y no vio nada y al señalarle la incongruencia con el informe posterior, adujo a que en los últimos estudios forenses ese dato ya no se tiene en cuenta. Aún más extraña es la justificación de la marca lacerante que presenta el cadáver, a todas luces incompatible con una suave y ancha pashmina que ni siquiera lo ahorca, sino que sostiene su cabeza. El forense insistió en que la huella en el cadáver se debe a la pashimina y a la posterior corrupción del cuerpo, algo que suelen presentar cadáveres que aparecen con camisa cerrada y/o corbata. Algo llamativo ya que el cuerpo fue hallado vistiendo una camiseta de dormir.