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La mala suerte que persigue a Roberto Carlos: tres mujeres suyas murieron de cáncer

Roberto Carlos presenta esta semana su nuevo trabajo en España.

Roberto Carlos | Gtres

El jueves 23 de mayo, después de veinticinco años de ausencia, vuelve a cantar en Madrid Roberto Carlos. Viene a presentar, en una única actuación, los temas de su último disco "Amor sin límites", entre los que se encuentran algunos dúos, como los que ha grabado junto a Alejandro Sanz, por un lado, y por otro, uniendo su voz a la de Jennifer López. Ello, dentro de una gira por diversos países. A estas alturas, tras sesenta y tres años en los escenarios, ha vendido ciento cuarenta millones de copias de sus discos, en varios idiomas.

Hijo de una modesta familia (su padre, relojero; su madre, costurera), nació el 19 de abril de 1941 en un pueblo distante a cuatrocientos kilómetros de Río de Janeiro. Era el menor de cuatro hermanos, el más revoltoso, al que la vida parecía destinarle un maleficio terrible. A los seis años, jugando en los alrededores de la estación ferroviaria de Cachoeiro de Itapemirim, lo arrolló una locomotora. Tuvieron que amputarle la pierna derecha. Desde entonces usa una ortopédica. Ningún periodista pudo hacerle recordar aquel episodio. Me atreví en una de las entrevistas que le hice a que me contara cómo reaccionó ante aquel drama. Nos encontrábamos en la "suite" que ocupaba en un hotel madrileño. Escuchó, paciente, mi insinuación. Transcurrieron varios segundos, en silencio. Densos, mirándonos cara a cara. Pensé que iba a echarme de la habitación con cajas destempladas. En su lugar, me hizo comprender que jamás podría decirme nada al respecto. Su rostro, hasta entonces sonriente, se volvió tenso. Con amabilidad, me apremió a que le hiciera otras preguntas. Se lo agradecí, y ello, en posteriores encuentros, potenció la admiración que le tengo, por su afabilidad, simpatía.

No sería el único contratiempo de su vida. Porque un cáncer acabó con la existencia de su primera mujer, Cleonice Rossi, con la que matrimonió en Bolivia en 1968. Ella aportaba la hija de una anterior unión. Tuvieron dos niños, uno de ellos padecería una grave lesión ocular. La pareja fue distanciándose, hasta convenir el divorcio en 1980, pese al amor que se profesaban, del que quedaría como recuerdo una canción, "Amada amante". Diez años después, Cleonice fallecía de una enfermedad cancerígena. No acabaron ahí los males para el ídolo brasileño pues de las relaciones que tuvo con María Lucila Torres, ella aseguraba haber tenido un hijo suyo, al que el cantante no quería reconocer. Enfermó gravemente ella y entonces, Roberto Carlos le prometió darle al niño sus apellidos: fue a la oficina de registro correspondiente y lo inscribió como Rafael Braga. Dos días después de otorgarle esa paternidad, María Lucia murió. También de cáncer. El hijo de la pareja quiso seguir las huellas musicales de su progenitor, pero fracasó en el intento.

Transcurrieron ocho años y el nuevo amor de Roberto Carlos, la pedagoga María Rita Simöes Braga, tras cuatro de matrimonio, también se fue de este mundo, en 1999. Y la causa, asimismo un cáncer. La depresión se apoderó del artista brasileño, quien estuvo a punto de abjurar de sus principios religiosos. Yo le había contemplado un grueso medallón que llevaba colgado de una cadena de oro, con la efigie del Sagrado Corazón de Jesús. Siempre fue muy piadoso. Todavía el destino le iba a deparar otro golpe brutal. Su madre moría en un hospital de Río de Janeiro, estando él actuando en Nueva York. La quería con locura, le dedicó su canción "Lady Laura", y lloró mucho tiempo, lamentando no haber podido estar presente cuando ella cerró sus ojos y no pudo darle su último beso. La música le ha deparado grandes éxitos a Roberto Carlos.

En España, a partir de los años 70, se consagró con sus baladas sentimentales: "Yo daría media vida", "Te amo, te amo, te amo", "Ana", "El gato que está triste y azul", ·"La distancia"... Luego fue acumulando más títulos inolvidables, entre los seiscientos compuestos por él, como "Un millón de amigos", "Propuesta", "Detalles". Consiguió más adelante un Grammy por "Si el amor se va". Ha tenido hasta la fecha una carrera triunfal, con los altibajos de siempre en la vida de un cantante, sujeto a las modas. Pero ya es un clásico de la música romántica. Aunque en lo más íntimo de su ser haya acumulado tantas desgracias, de las que salió adelante, según me confesó, gracias a su religiosidad, a su amor hacia Dios, lo que suele repetir en sus entrevistas. Tuvo otros amores. Hasta que llegó a su vida Myrian Ríos, que le dio la estabilidad emocional que precisaba, ante la adversidad que le persiguió con denuedo con sus otras mujeres.

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