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Isabel Luque dejó el destape para irse con el ex de Sara Montiel

Isabel Luque decidió dejar el cine del destape por su marido.

Isabel Luque decidió dejar el cine del destape por su marido.
Isabel Luque | Interviú

La bilbaína Isabel Luque, cercana a los setenta, se destacó en el cine español de los años del destape por su elegante físico, que correspondía a una mujer elegante, bien proporcionada, llegando a participar en una veintena de títulos, casi todos en papeles superficiales. Cuando tuvo ocasión, pocas veces en realidad, pudo demostrar en el teatro y la televisión que merecía alguna oportunidad mejor para demostrar otras aptitudes artísticas. Queda para esta historia menor y anecdótica como una belleza indiscutible, de cuerpo envidiable, que las revistas aprovecharon para incluirlas en sus páginas de chicas al desnudo. Su trayectoria profesional se forjó entre los años 70 y 80. Apareció en varios largometrajes protagonizados por Pajares y Esteso, con lo cual, sin demérito alguno para ellos, ya queda dicho qué clase de género era en el que se desenvolvía, con guiones en los que sus personajes acababan despelotados en brazos de uno u otro de los citados, quienes, al igual que tantos actores varones nunca se quitaban toda la ropa, como mucho lucían sus calzoncillos, pero ellas, caso de Isabel Luque, sí que tenían que aparecer desnudas.

Lo que sucedía, por ejemplo en 1976, que es cuando estaba en sus inicios cinematográficos, con el rodaje de Pepito Piscina, historia de un tipo que se pasaba todos los veranos tratando de ligar en las piscinas a toda moza que se le antojara. Fernando Esteso se encargó de rodearse de guapas en bikini –y sin él– . De nuevo Isabel Luque, en otro cometido pasajero apareció en Los bingueros, que la ya citada pareja de cómicos estrenó en 1979, con un resultado en taquilla, traducido en euros, a un millón doscientos mil. Con La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archicona, película también de 1979 en la que tomó parte nuestra atractiva vasca, su productora obtuvo pingües beneficios. Ya con ese título atraía a un público complaciente, en pos de argumentos eróticos. En este caso todo partía de la correspondencia real que mantuvieron el poeta malagueño Alfonso Canales y el académico gallego Camilo José Cela. Trascendió que en la ciudad de Archidona, una pareja de novios, mientras asistían a la proyección de una película, tuvieron un "subidón", de tal manera que el resto de los espectadores terminó entre escandalizados y divertidos contemplando, con las luces ya encendidas de la sala, al novio abrochándose la bragueta y a su novia tapándose sus faldas, ambos cabizbajos. Nos ahorramos algunos otros detalles. Del asunto, que corrió de boca en boca por toda la ciudad malacitana y la provincia, se hizo eco el mencionado Alfonso Canales, que lo contó en verso a su colega Cela. Y éste, le respondió con otro poema comentando el suceso. Se divulgaron ambos escritos con fotocopias, que circularon por media España. En la redacción donde yo entonces trabajaba llegó una de ellas, que yo pude leer entre incontenibles carcajadas. Una editorial decidió publicar un opúsculo con ambos textos. Y, finalmente, se rodó la película con un guión donde cabían toda clase de situaciones más o menos inventadas, aunque con el eje argumental antedicho.

En la década de los 80, Isabel Luque intervino en Queremos un hijo tuyo, título que correspondía a una frase que circulaba por entonces, atribuída a "fans" de algún actor macizo, pero también dirigida al entonces emergente líder político Felipe González. Fernando Esteso era el destinatario de esa petición femenina, un modesto jardinero con fama de muy viril, al que recurre un empresario que necesita tener siquiera un descendiente para lograr una herencia, pero que no puede engendrar. Por supuesto que su mujer está de acuerdo con aceptar acostarse con otro. Alrededor del cómico maño Isabel Luque y otras beldades se prestaban a ese juego erótico del filme. El resto de la filmografía de Isabel Luque tenía siempre connotaciones sexuales, como El gran mogollón, Gay Club, Adolescencia, Las fantasías de Cuny... En Y del Seguro...¡líbranos, Señor!, era una doctora puritana cuyos compañeros le gastan una pesada broma, haciéndole tomar un brebaje que resultaba ser un afrodisíaco, lo que la convertía en una desinhibida fémina que iba quitándose la bata, las prendas interiores, hasta quedarse como su madre la trajo al mundo. Otra etapa fue la de azafata-presentadora del programa musical Aplauso, de Televisión Española, que consiguió gran audiencia. Esa popularidad le sirvió a Isabel, al tiempo que sus desnudos en la pantalla, para ser requerida tanto por semanarios como Diez Minutos y Lecturas, la revista cinematográfica Fotogramas y publicaciones especializadas en sacar a actrices en porretas, Papillón, Party y Stop, que la exhibieron en sus portadas y páginas interiores, por supuesto luciendo en las primeras sólo atisbos de su anatomía, y en las demás desnudos parciales, frontales, laterales, donde la bilbaína se mostraba esplendorosa, sin pudor alguno. Sabedora que eso era una publicidad gratuita (no cobraba un céntimo) para sus trabajos en el cine.

Puede que Interviú si retribuyera sus poses en "traje de Eva", como en un número fechado en septiembre de 1977, en cuya portada apareció "con las tetas al aire". En la de otra semana se decía que "Isabel Luque lo levanta todo". No creo emulara a sus paisanos aiztkolaris. Verdad o no, a mitad de su carrera, confesaba que en una película "mi cuerpo valió seiscientas mil pesetas". O sea, le pagaron esa tarifa por su despelote. Siempre tuvo sentido del humor. No presumía de amores. "Hasta los veintitrés años no tuve un novio formal", confesaba. Luego, el número fue aumentando, pero ella procuraba llevar sus amores con discreción. Hasta que un día ya no pudo disimular que su pareja era un casi paisano suyo, José Vicente (Chente) Ramírez Olaya, riojano de nacimiento aunque vasco por su vinculación bilbaína, que fuera el segundo marido de Sara Montiel; luego del divorcio se convirtió en un próspero constructor y empresario en varios negocios. Con Isabel convivía en una lujosa vivienda. Al comenzar esa nueva vida, Isabel Luque se despidió de sus actividades artísticas. Chente, que ya había intentado nada más casarse con la manchega que ésta se retirara del cine, apalabró con Isabel Luque otro tanto. Su última película es de 1987, La monja alférez. Nunca supe si llegaron o no a contraer matrimonio civil, porque guardaron para sí ese dato. Chente falleció en 2015. Y de Isabel ya no supimos más nada, salvo que algunas veces aparecía en las revistas junto a su gran amiga Norma Duval.

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