Isabel Preysler asistió a la presentación de la nueva colección de la firma de joyería Rabat, ambientada en los años 70. Como era de esperar, la expectación estaba servida, ya que el poder de convocatoria que tiene Isabel es impresionante. En diferentes ocasiones ha comentado que ella misma se sorprende de la atención que suscita.
Su aparición fue un auténtico revuelo de cámaras y flashes, perfectamente arreglada y maquillada, con gran tacón. Para la ocasión escogió un vestido estampado con fondo azul. Lo primero que dijo es lo feliz que se siente con la llegada de Miguel, porque así es como se va a llamar el pequeño de Ana Boyer", explicó.
"Estamos toda la familia igual de contentos, me gusta mucho ser abuela, cierto es que mis nietos, me llaman Lala, siguiendo la costumbre de Alejandro, que es el mayor. Es buenísimo, no llora nada, es un santo, no puede ser más rico, y mi hija Ana es una autentica madraza, no esperaba que lo fuera a ser tanto. Lo cierto es que los niños rejuvenecen".
Cuando le preguntaron qué le había parecido Iván, el novio de Tamara, quiso dejar claro, que antes de haberlo contado su hija a la prensa, a ella ya se lo había dicho. "Me parece estupendo, acaban de empezar, significa más que una ilusión por parte de Tamara, que está flotando como enamorada y Mario piensa lo mismo. Cierto es que Tamara en los últimos tiempos ha estado muy volcada en su trabajo, y llevando una vida más tranquila, pero está muy bien".
Isabel se sorprendió cuando le preguntaron si se había casado con Mario en Gibraltar, y dijo de manera rotunda que no. Se quedó muy sorprendida, preguntando de dónde había salido ese rumor. "Estamos muy bien así, aunque tenemos todos los papeles en regla para poder hacerlo, no sé porqué os empeñáis que me case", comentó entre risas.
Por el momento no se sabe quién serán los padrinos del bautizo, aunque Isabel dijo que lo sabía pero que no era ella quien lo tenía que contar.