A Paul Johnson le hacían mucha gracia Camille Paglia y Julie Burchill cuando se peleaban (Burchill dijo de Paglia que "no tenía sesos para pensar en cómo salir de un saco de papel mojado"). Me siento como Paul Johnson. Pero ahora todo es peor. Yo soy peor que Johnson y el nivel del feminismo, también. Después de escribir en ABC sobre el asunto Leticia Dolera-Aina Clotet (que menuda publicidad), es decir, de que la primera prescindió de la segunda para un papel en su serie por quedarse embarazada y de que lo reconoció, la segunda publicó un comunicado. Ponía cosas como esta sobre por qué no había hablado: "La situación me había causado mucho estrés y quería proteger mi estado gestacional". Atiende qué fina, su estado gestacional. Y otra cosa: "quería canalizar esta dura experiencia en buscar soluciones para evitar que las actrices embarazadas puedan sufrir la desprotección legal en la que yo me he encontrado".
También decía que al empezar estaba de tres meses y medio, por lo que se podía rodar la mayoría de las escenas antes de que se le notara y luego ajustar planos, sugerir que como el personaje es madre de dos niñas no tiene por qué tener un vientre plano, usar dobles… Y este trocito tan tierno: "Asumí que la producción de una serie marcadamente feminista y que plantea la dificultad de ser mujer y madre en esta sociedad, consideraría todas las opciones para no excluirme sólo por estar embarazada". No puedo pensar que alguien con dos dedos de frente crea realmente algo así. Seguramente es el párrafo de sacar los colores a Leticia Dolera sin parecer que la pones verde. Porque ya hemos imaginado mil veces lo que habría dicho Leticia en un caso semejante que no tuviera que ver con ella. Luego hay un rollete sobre la póliza de seguros para embarazadas que Leticia le cuenta. Según Clotet, Movistar+ no tenía ni idea "de la problemática existente con la póliza del seguro para embarazadas, ni de ninguno de los problemas económicos y de planificación esgrimidos por la productora para apartarme de la serie. Añadieron que, de haberlo sabido, hubieran volcado toda su voluntad para intentar evitar que esta situación ocurriera". Lo peor es lo de escribir "la problemática existente". Y vete tú a saber lo que de verdad hubiera hecho Movistar +. Demonios, que tampoco es una Meryl Streep a la que haya que conservar cueste lo que cueste. Con este montón de letras, Aina Clotet ha hecho buena a Leticia Dolera. O algo así. No sabes con quién quedarte. Si con Abbott o con Costello.
Aina Clotet no era bandera de nada. Leticia, sí. Y ahora parece como si Leticia fuera Asia Argento traicionando el #MeToo. Por otro lado, me da la impresión de que lo de Asia Argento es una gillipollez (¿qué jovencito no habría querido acostarse con ella?). Y también me da la impresión de que a Rose McGowan le falta algún hervor y su novio, que delató a Asia Argento, es un pedazo de cabroncete.
El problema aquí es que Leticia Dolera no es Doris Lessing. Decía la escritora (la muerta) que lo que necesitaban las mujeres era igualdad de oportunidades, igualdad de salario, permisos por nacimiento y buenas guarderías. El resto era bla bla bla. Pero en ese bla, bla, bla es donde está el actual feminismo de pedregal, el de la cuarta hostia. Como el diablo, está en los detalles. Quejándose por todo. Y ya sabemos en qué mundo vivimos. Como el otro día decían Carisi y Rollins en Ley y orden: UVE, los 60 fueron los de la alegría del sexo, los 80 los del dinero, los 90 los de ser joven y ahora, la mujer al poder. Que Teresa Rodríguez quiere hasta una consejería de Feminismo. Claro, para que haya más Juanas Rivas. Lo más terrible es lo risible del asunto. Me quedo con el titular de El Mundo Today: "Leticia Dolera llevará al cine la historia de la actriz embarazada que fue despedida por Leticia Dolera".