Marisa Jara tuvo que someterse a una intervención quirúrgica hace apenas un mes en la que le extirparon un tumor. Los médicos le detectaron cáncer cuando le hicieron las pruebas para someterse a una inseminación artificial y, desde entonces, el mundo se le ha venido encima. La modelo afronta la enfermedad con mucha fortaleza, aunque reconoce estar hundida por las malas noticias. "Es un palo muy duro, una revolución que no sabes ni controlar. Es horrible, he llorado mucho", confiesa en la edición de la revista Lecturas de esta semana.
Según Jara, el tumor que le han extirpado es muy malo, estaba muy pegado al colon y, si no se lo hubieran quitado, no lo habría contado. "Me han cortado un trozo por precaución y me han extirpado el apéndice también. La suerte es que no hay metástasis", explica. No obstante, la mayor preocupación de los médicos es que las células se reproduzcan en otra parte del cuerpo.
A las malas noticias se suma que, de momento, Marisa no podrá ser madre. "Tengo endometriosis y no puedo ser madre de manera natural. Es el sueño de mi vida. El oncólogo me ha dicho que ahora me olvide de ser madre, por lo menos en dos años. Mis planes se van al traste. Ahora tienen que estar pendientes de que el cáncer no se me reproduzca", cuenta preocupada en la entrevista.
Marisa Jara deberá aprender a convivir con su enfermedad y someterse a unas pruebas cada cuatro meses, algo que confiesa que le da terror. "Querer ser madre me ha salvado la vida (...) La palabra 'cáncer' me impresiona, me cuesta, me da mucho miedo, pero quiero dar visibilidad a esta enfermedad. Ha sido de un día para otro, estoy tan asustada que intento exprimir la vida al máximo. Le doy mucha más importancia a vivir, saboreo las cosas mucho más".