Laura Pausini es ahora, probablemente, la cantante más conocida fuera de Italia, su país natal. Ha cumplido un cuarto de siglo desde que debutara en 1993 en el Festival de San Remo, aunque ya desde niña actuaba con su padre, el músico Fabrizio Pausino, en los bares de su ciudad. Incluso, adolescente todavía, creaba, con su fértil y romántica imaginación, hermosas baladas como la titulada "Lasciarmi dormiré".
Y si su biografía musical está repleta de felices momentos, ahora promoviendo su último disco "Hazte sentir", la referida a su vida personal tiene capítulos agridulces, de los que ella no suele hablar con los periodistas. Los reduce al confesar que ha sido engañada más de una vez por alguno de los novios que ha tenido, sin precisar su identidad.
Cuando en 1995 abandonó el hogar paterno para instalarse en Milán, la capital donde continúa residiendo a pesar de sus prolongadas ausencias a causa de sus constantes viajes, conoció al productor musical Alfredo Cerruti, de quien pronto se enamoró. Sería asimismo su representante artístico. La unión entre ambos duró hasta 2002, que es cuando entro en la vida de Laura Pausini precisamente otro productor llamado Gabriele Parisi. Se diría que sus amantes han sido siempre compañeros de trabajo. En esta segunda ocasión, eliminando otros nombres menos relevantes, la convivencia sólo fue de tres años. Hasta 2005. Entonces ella volvió a encontrar otro productor, en principio para su inmediato futuro profesional. El elegido era Pablo Carta, que además asumió los papeles de guitarrista y director de la orquesta que acompañaba a Laura en los conciertos. Del trato diario pasaron a mayor intimidad, hasta encamarse y decidir que serían pareja.
Desde aquel flechazo, Laura y Pablo han reafirmado sus lazos amorosos. Tienen una hija, Paola, de cinco años. Por el momento no han pensado casarse pero la cantante, en su reciente viaje a Madrid ha dicho que no han desistido de hacerlo, cuando ya la pequeña tenga mayor edad.
De cómo se conocieron, que es la pregunta que los reporteros repitieron en ese último encuentro con "la Pausini", supimos que fue en ese ya citado año 2005 cuando ella estaba a punto de iniciar un "tour". "Fue por trabajo, al principio, y la chispa no saltó hasta tiempo después hasta llegar al convencimiento de que no podíamos vivir lejos el uno del otro, locos él de mí y yo de él, y desde esos momentos no nos hemos separado".
Católica creyente, Laura y Pablo pudieron bautizar a su hija a poco de nacer, lo que en casos parecidos, tratándose de una pareja soltera, la Iglesia no autoriza, o digamos, algunos sacerdotes. Sin meternos en veredas que aquí no nos corresponden, lo cierto es que la cantante ha llevado siempre una vida sin escándalos. Delicada en el trato, plena de simpatía, recordamos la primera vez que la saludamos en el Instituto Italiano de Cultura, de la madrileña calle Mayor. Una mujer con verdadero encanto que en el escenario entusiasma con su poderosa voz de soprano lírica ligera y un repertorio variado donde siempre sus letras tienen el amor como argumento, salvo en algunas ocasiones en las que se ha permitido componer otras de contenido social. No es dada a excentricidades de ningún tipo ni a idolatrar a nadie, pero siente hacia Madonna una admiración especial: se conocieron y han coincidido varias veces en eventos musicales. El aprecio es mutuo. La reina americana del pop, de ascendencia italiana (lo que facilitó el buen rollo entre ambas) incluso llegó a crear una canción para Laura Pausini.
Se dice de Laura, y ella misma lo corrobora, que ya no es la ingenua "ragazza" de hace unos años. Ha madurado. Se comporta con menos tics superficiales. Y sin tener un "hobby" especial, salvo su interés siempre por cuanto tiene que ver con la música y el mundo del espectáculo, manifiesta que le atrae la Astrología. Y cuando un periodista la entrevista suele en algún momento de la conversación interesarse por su signo. Ella pertenece en el Zodiaco a los nacidos bajo el influjo de Tauro.