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Micky asegura que Elvis le grabó "El chico de la armónica"

"Elvis me grabó 'El chico de la armónica'. No es un pegote, no es un farol. Lo importante es que se dignara prestarle atención", asegura el cantante.

Micky | Archivo

Micky es el más veterano de los rockeros españoles. Le gana en unos pocos años, pero le gana, a Miguel Ríos: comenzó a cantar el día de Santiago de 1958. O sea que acaban de transcurrir sesenta años y el está tan campante, en la carretera. Este verano ha realizado unas cuantas galas y además ha estrenado un disco, Desmontando a Micky.

Conociéndolo (es un gran tipo, bienhumorado, vitalista siempre, bonachón, simpático a más no poder) y siempre sincero, por muchas bromas que despliegue durante la conversación, nos ha sorprendido que diga lo siguiente: "Elvis Presley me grabó 'El chico de la armónica'. No es un pegote, no es un farol. Lo importante es que se dignara prestarle atención".

Se refiere Micky a una composición que le brindó su gran amigo y colega, el ya desaparecido Fernando Arbex. El que fuera líder de Los Brincos, de tan temprana muerte, le ofreció a Micky otro éxito, "Enséñame a cantar", con el que obtuvo el noveno puesto en el Festival de Eurovisión de 1977. Otros éxitos para recordar a Micky, fueron: "Bye, bye fraulein" y "Adiós, tristeza". Pero mucho antes, en los inicios del rock en nuestro país, a finales de la década de los 50, él alegraba las matinales del madrileño circo de Price, emulando a los grandes rockers norteamericanos (Bill Haley, Elvis, entre los más grandes), moviéndose en el escenario como si le hubiera dado "el baile de San Vito". En razón de lo cuál lo empezaron a llamar "El hombre de goma".

Se llama Miguel Ángel Carrero Schmelter, madrileño, cosecha de 1943. Hijo de embajador, que se acostumbró desde niño a vivir fuera de España. El rock le apasionó siempre, cantándolo en inglés cuando entre nosotros los jóvenes ni siquiera chapurreaban esa lengua. Tuvo un grupo del que era su voz solista: Micky y Los Tonys.Popularizaron divertidos números mediados los años 60, como "No sé nadar", "La gallina", para hacer versiones de aquellos temas pop-rock que sonaban en medio mundo. Contribuyó por lo tanto a la difusión d un género que marcó una revolución juvenil.

Y ahí continúa, con disco nuevo y repasando sus éxitos de ayer y cantando algunas novedades. Siempre con el espíritu de un rocker auténtico, aunque acepte que su carrera, tan larga, se haya nutrido también de algunos otros ritmos y también muchas baladas.

Físicamente está casi igual de delgado que en sus comienzos. Con poco pelo, porque tampoco fue de los melenudos de entonces. Cabellos rubiascos, casi color zanahoria. Ahora que han vuelto a fabricarse vinilos señala que su sonido es más auténtico, lo prefiere a los de los Cds. Considera que vive su última etapa, que como cantante está exprimiendo porque las fuerzas le responden. De sus compañeros del pasado sólo quedan dos, uno de ellos Antonio del Corral, que es el que dio nombre a su conjunto Los Tonys.

Lo recuerdo viviendo en Madrid, muy cerca del Palacio de los Deportes, mas hace unos años quiso buscar un lugar tranquilo y se fue a vivir a la provincia de Alicante, en Cabo Roig, donde lo único que lamenta es que en verano aquello parece una sauna permanente. Y siempre con su mujer al lado, Dulce, cuyo carácter responde a su nombre. Se conocieron en las oficinas de una de las casas de discos donde grababa, RCA, firma en la que trabajaba ella como secretaria. Y de las bromas que le dedicaba acompañadas de piropos cada vez que frecuentaba la entidad pasaron a ser novios. Largo tiempo hasta que se dieron el sí. Son muy felices, jamás han dado escándalo alguno y me consta que Micky sigue enamorado de Dulce, que tiene unos preciosos ojos. No han sido padres.

Micky intervino en varias películas, como "Megatón ye-yé" y también en "La vida sigue igual", junto a Julio Iglesias. Presume de que, a su paso, mucha gente que lo reconoce sonríe al cruzarse con él: "Me vacilan y yo les correspondo". Inefable y querido Micky que, como su buen amigo y colega Miguel Ríos, puede decir aquello ya archisabido de que los viejos rockeros nunca mueren...

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