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El lado disoluto de Richard Gere (y los planes que prepara para febrero)

Richard Gere cumple 69 y en sus planes figura convertirse de nuevo en padre el próximo febrero. 

Richard Gere y Alejandra Silva | Gtres

Llega a los sesenta y nueve años el popular actor Richard Gere, cumplidos este final día del mes de agosto presente. Aniversario feliz compartido con su última esposa, la tercera, Alejandra Silva. La pareja tiene la ocasión también de vivir una dulce espera, hasta que en el próximo mes de febrero nazca su primer hijo. Él ya tiene otro de un anterior matrimonio, el que celebró con la actriz y modelo Carey Lowell, con quien estuvo unido desde 2002 hasta 2016. Su divorcio fue costoso y complicado porque ella hizo lo posible por obtener todos los beneficios posibles, enterada de sus devaneos con Alejandra Silva.

La verdad es que estamos refiriéndonos a un galán enamoradizo que antes de pasar por un juzgado matrimonial ya tuvo relaciones intensas con algunas jovencitas. Del ámbito de mujeres conocidas hemos de citar, primero a Priscilla Presley, la hija del rey del rock and roll, con la que vivió un apasionado romance en 1983. Tres años más tarde formó una pareja de ensueño, con la que apareció en las revistas de medio mundo. Su amor era nada menos que Kim Basinger, una rubia de infarto, de moda entonces en Hollywood. Otras amistades femeninas siguieron manteniendo a Richard Gere como un refinado seductor, elegante, de suaves maneras, que hizo suponer a algunos que también se paseaba con "los de la acera de enfrente". Nada más alejado de tal rumor, pues claro estaba que sus apetencias sexuales siempre fueron con mujeres atractivas. Le iban mucho las modelos. Por eso fijó sus ojos en una de las que en los últimos tiempos se etiquetaban como "it". Nada menos que Cindy Crawford, de angulosas facciones y provocadora mirada. Se casaron en 1991, durando hasta 1995.Después, ya quedó antes apuntado que matrimonió con la también modelo Carey Lowell. Aún vivía con ésta cuando se cruzó en su camino Alejandra Silva. Era el año 2014. Richard se hallaba en Italia, en Positano, registrado en el hotel Treville. La gerencia del establecimiento estaba a cargo de la mencionada española. Treinta y tres años menor que el galán, lo que no importó a ninguno de los dos para iniciar un fogoso idilio. Alejandra Silva vivía temporadas en Madrid, donde adquirió un piso en la colonia Fuente del Berro.

Alejandra Silva y Richard Gere | Archivo

La relación entre Richard y Alejandra fue haciéndose más frecuente y, por ejemplo, no vacilaron en posar para una legión de fotógrafos en el Festival de Cine de Taormina de 2015. Luego, Gere vino a Madrid de vez en cuando y mostró su faceta más simpática sonriendo a todos los "paparazzi" que los enfocaban con sus cámaras. Acudió a algún programa de televisión y fue encariñándose con las costumbres españolas. Incluso barajó la posibilidad de residir en la capital de España. Finalmente convino con Alejandra Silva fijar su estancia en Nueva York, donde Richard tiene su centro de operaciones profesionales. De una manera repentina pidió matrimonio a Alejandra y aunque tuvieron que esperar un tiempo para posibilitarlo, al fin se convirtieron en marido y mujer, solventados sus respectivos problemas. Él, quedó contado lo de su segundo matrimonio y a su vez Alejandra separada de Govin Friendland, descendiente de un acaudalado magnate, de profesión geólogo e ingeniero. Fueron padres de un niño llamado Albert. A Richard Gere y a Alejandra Silva les hace mucha ilusión reforzar los lazos que les unen con la llegada del bebé que esperan para finales del próximo invierno.

Si ya dijimos que la diferencia de años no les preocupa, tampoco es problema alguno para nuestra compatriota que su popular marido practique la religión budista. Lo que le llevó a estudiar el zen y a mantener algunas entrevistas con el Dalai Lama. Su preocupación por los problemas del pueblo tibetano ha hecho del actor un defensor a ultranza de cuanto les atañe.

Y si Richard Gere vuelve a ser padre a la edad de sesenta y un años otro tanto les ha ocurrido a diferentes personajes, algunos de los cuáles evocamos a continuación. Me sorprendió, por ejemplo, encontrarme con un excelso concertista de guitarra, el granadino Andrés Segovia, cuando frisaba los ochenta años. Se casó tres veces, tuvo cuatro descendientes, el último contando setenta y siete años, hoy un filósofo radicado en Londres. Y si aquel gran maestro de la guitarra estaba pleno de vitalidad, qué decirles del llamado "papuchi" por la prensa del corazón, el doctor Iglesias Puga, al que traté en muchas ocasiones, como otros colegas, quien con ochenta y siete "castañas" encima fue padre después de tres años de convivencia con Ronna Keitt. Siendo un prestigioso ginecólogo no le fue difícil seguir aquel parto de su compañera, mediante inseminación artificial.

La lista de padres longevos nos lleva al todopoderoso magnate de la prensa, el australiano Rupert Murdoch, quien con setenta y dos años, padre de seis hijos, tuvo el último a esa considerable edad. La misma de Mick Jagger cuando se encamó con una amiga llamada Melanie Hamrick, que le dio un vástago, que hacía el número octavo de los descendientes del líder de los Rolling Stones. Su buen amigo Paul McCartney, padre de cinco hijos, tenía sesenta y un "tacos" cuando la que ya es su exmujer, Heather Mills, alumbró a una niña, de nombre Beatrice. Y si continuamos la relación de rockeros de postín, el caso de Rod Stewart es asimismo sorprendente, pues puede presumir de paternidad al haber propiciado el nacimiento nada menos que de seis hijos, lista que cerró en 2011 con la que era entonces su más reciente esposa, Penny Lancaster: el británico contaba sesenta y un años.

Una de las portadas protagonizadas por Arnold | Archivo

Y otro editor notable, creador de la revista Playboy, Hugh Hefner, fue padre por última vez, a los sesenta y cinco. Con uno más, el afamado actor y director Clint Eastwood llegó a la paternidad con su segunda mujer. Sesenta y seis años eran también los que llevaba encima Nick Nolte, ya padre de dos hijastros, y entonces de una niña fruto de su unión con su nueva esposa, en 2007. En ese club de actores ya talluditos podemos incluir asimismo a Bruce Willis, al que siempre solemos verlo en papeles de mucha acción y con cara de estar permanentemente cabreado, que con cincuenta y siete años, en 2012 celebró la llegada de su cuarto retoño con su esposa, Emma Heming. Cincuenta y ocho eran los que había festejado Michael Douglas, ya separado de Diandra, y felicísimo con la muy sugestiva Catherine Zeta-Jones, cuando llegó al mundo el más reciente de sus hijos. Y el un tanto alocado Hugh Grant, que tuvo alguna época desquiciada y no le importaba conducir borracho y encamarse con la primera prostituta de Sunset Boulevard que se cruzara con él, tuvo en 2013 el segundo de sus hijos a la edad de cincuenta y dos años. Uno menos que Dennis Quaid cuando Kimberley Buffington, su compañera, le dio dos gemelas. Y con medio siglo a cuestas el musculoso Arnold Schwarzenegger protagonizó una doble paternidad, que merece una explicación. Quien era aún su esposa, María Shriver, de la familia Kennedy, tuvo un niño del actor y exgobernador de California, y por las mismas fechas, ya separado de ella, llegaba al mundo otro bebé de Arnold, resultado de haberse ido al lecho con el ama de llaves de la familia. Sus dos hijos nacían con apenas unas pocas semanas de diferencia.

Cerramos este capítulo de paternidades con el inevitable Donald Trump, que fue padre por última vez cuando en su calendario figuró la edad de sesenta años. De él puede esperarse cualquier cosa. Como que pudiera serlo otra vez. Al fin y al cabo luce orgulloso su porte con su bella y estilizada esposa cuando le viene en gana y ella, dócilmente, no le niega nunca una sonrisa, si el Presidente avista a algún fotógrafo… que no sea del New York Times o de cualquier otro medio que considere "enemigo".

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