El 20 de julio, de vivir, Natalie Wood hubiera cumplido ochenta años. La estrella de West Side Story, de fama internacional, murió en extrañas circunstancias ahogada en las aguas de la bahía californiana. Aquello sucedió en 1981. Mas aún, transcurrido tanto tiempo, la prensa norteamericana recuerda el óbito, y sostiene que existen muy razonables dudas de que la actriz no se suicidó. Las sospechas continúan recayendo en quien fue su marido en dos ocasiones, el también actor Robert Wagner.
La verdadera identidad de Natalie Wood era ésta: Natalia Nikolaevna Zakharenko, nombre que responde a sus orígenes rusos y ucranianos. De esa familia de emigrantes a Estados Unidos vino al mundo en San Francisco, el 20 de julio de 1938. Su madre hubiera querido ser bailarina profesional. Como no logró su sueño impulsó, su vocación artística hacia una de sus hijas. Natalie hizo su primer papelito en el cine a la tempranísima edad de cuatro años. Su carrera, con altibajos, registró éxitos importantes. Uno de ellos Rebelde sin causa, título mítico para los jóvenes de aquellos años de lucha generacional, de rebeldía en Norteamérica, que se extendería a otras latitudes. James Dean fue el primer ídolo, aquel que representaba una conducta en pro de las libertades de los chicos de su edad, enfrentados al corsé de una sociedad conservadora. Natalie Wood se hizo muy amiga de James Dean, pero dadas las preferencias sexuales de éste, no parece posible que hubiera entre ellos ningún roce amoroso. Lo contrario que sucedió en otra película inolvidable, Esplendor en la hierba, donde Natalie formó una explosiva pareja con Warren Beatty. Parece ser que el propio director del filme, Elia Kazan, fundador del Actor´s Studio, alentó a la pareja para que fueran muy convincentes en sus escenas sentimentales. ¡Y no lo defraudaron! Conocido Warren Beatty por sus hazañas en la cama, la dulce y delicada Natalie Wood no tardó en sucumbir a los encantos del fogoso galán.
En West Side Story, una especie de Romeo y Julieta entre bandas pandilleras de Manhattan enfrentadas con los puertorriqueños del barrio, ella fue la encantadora María, que pertenecía al clan de estos últimos, víctima al final de la taquillera película de aquel odio juvenil injustificable, producto de la xenofobia. La música de Leonard Bernstein contribuyó decisivamente a que la película diera la vuelta al mundo y Natalie Wood quedara en la mente de millones de telespectadores. Para entonces, su imagen era el símbolo del deseo de muchos jóvenes que se habían enamorado de ella con sólo contemplarla desde las butacas de un cine cualquiera.
Los amores de su vida
Tuvo Natalie otros amores, como el fugaz con el ídolo del rock Elvis Presley. Pero el hombre con quien soñaba desde jovencita era el actor Robert Wagner. Por fin se conocieron. En la fiesta de cumpleaños de ella, al llegar a los dieciocho, Robert estaba presente. Fueron un día a pasear en un bote. Y allí sellaron su amor, entre las aguas. Ajenos ambos al final trágico de Natalie, muchos años después, en un barco comprado por él.
La boda de Natalie y Robert se celebró el 28 de diciembre de 1957, ante el rechazo de la madre de la novia, que "no tragaba" al guapo y rubio galán. Se separarían en junio de 1961, obteniendo el divorcio en la primavera del año siguiente. A comienzos de 1969 Natalie Wood encontró a un actor y productor británico, Richard Gregson, con el que se casó supuestamente enamorada, teniendo una hija, Natasha, hasta comprobar dos años más tarde que el inglés le ponía los cuernos con su secretaria, lo que averiguó escuchándolos hablar por teléfono como dos tortolitos. El divorcio les llegó en abril de 1972. Justo cuando Natalie reanudó su relación antes rota con su primer marido, Robert Wagner. Tras cinco meses de perdones y promesas, volvieron a pasar ante el juez que los casó, el 16 de julio de 1972. El hogar se iluminó con la llegada de un hijo, Courtney Brooke.
Todo parecía ir bien en aquella pareja, aunque la popularidad de ella iba descendiendo al tiempo que la de él subía como la espuma gracias a una serie de televisión muy popular de la que era protagonista. Cuando estas cosas ocurren en el mundillo farandulero, suele ocurrir que la parte más vulnerable sufre unos terribles celos, que van minando el amor del matrimonio. Y eso pudo ocurrir entre Natalie y Robert. Éste había adquirido un barco –tenía pasión marinera- al que bautizó como Splendor, en referencia a la película de Natalie, Esplendor en la hierba. A finales de noviembre de 1981, Wagner invitó a un pequeño y corto crucero por las aguas de la bahía de California a un galán emergente, de turbia mirada, llamado Cristopher Walken, que en esos días rodaba junto a Natalie la película Brainstorming. Navegaron un par de días y en la noche del día 28 desembarcaron para cenar en un buen restaurante, donde muy felices lo festejaron bebiendo varias botellas de vino y champaña.
Volvieron al barco. Hubo un momento en el que discutieron violentamente acerca de si en un matrimonio de actores era o no preferible mantener a flote la felicidad de la pareja y los hijos o dedicarse al cine. La parte más sensible era por supuesto la de la mujer. Natalie debió sentirse aludida, pero nadie había puesto en tela de juicio ni su capacidad como actriz ni sus deberes domésticos y conyugales. El caso es que la bronca fue subiendo de intensidad, después de que Robert Wagner acusara a su invitado de querer acostarse con su mujer. Se cree que hubo una pelea entre ambos en la que medió supuestamente Natalie, quien se retiró a su aposento.
Hacia la una de la madrugada Robert fue al camarote que ocupaba. Según su versión Natalie no estaba. La buscaron por todo el barco, sin resultado positivo. Dieron cuenta a las autoridades marítimas de su desaparición. A las ocho de la mañana encontraron a Natalie Wood ahogada, junto a unas rocas. Un bote de la embarcación, en el que supuestamente ella estuvo, apareció también poco antes. La fallecida actriz presentaba hematomas por todo su cuerpo y una herida en su mejilla izquierda. Ante el juez que entendió el caso Robert Wagner reconoció haber discutido violentamente aquella noche con su mujer. Ella tenía un alto contenido de alcohol en la sangre y resto de drogas y medicamentos. El testimonio de Christopher Walken no aportó nada significativo. La justicia cerró el asunto y Wagner quedó exonerado.
Pero como quiera que los medios informativos siguieron investigando, el caso volvió a abrirse en 2011. El capitán del barco testimonió que en aquella noche trágica Natalie estuvo coqueteando con Walken y que Robert estaba muy celoso. Y aunque éste volvió a ratificarse en que no tuvo nada que ver con la desaparición y muerte de su esposa, siempre quedaron dudas de si decía la verdad. Porque, por mucho que en aquellas horas Natalie Wood estuviera bajo la influencia del alcohol y las drogas, se pone en duda que por propia voluntad se lanzara al agua, aun tomando un bote en su imaginaria huida. Hay un detalle revelador: desde que siendo niña sufriera un accidente en el mar, tenía pavor hasta para bañarse en una playa.