La venezolana Rosanna Zanetti, modelo de profesión, ha sido la única mujer que ha conseguido llevar al altar a David Bisbal. El ídolo almeriense de la canción, que ha tenido otros grandes amores en su vida, se resistía siempre a dar el último paso, a decirle "¡sí, quiero!" a cada una de sus conquistas, por muy enamorado que estuviera. El secreto de cómo Rosanna ha logrado convencer a David para convertirse en marido y mujer lo guardan para ellos.
El mismo Bisbal recordaba que entre las novietas que tuvo en sus años juveniles hubo una en especial de la que estuvo prendado: se llamaba Victoria. "Me enamoré de verdad", confesó. Hubo otras chicas que le hacían tilín, pero para pasar el rato nada más. Cuando conoció a Raquel Segovia algo especial llegó a su corazón. Una malagueña natural de Vélez-Málaga, cantante, que formó parte de la orquesta Expresiones, donde David era su voz solista. La muchacha tuvo que dejar su pueblo y marcharse a Almería, que es donde tal orquesta tenía su centro de operaciones. Dos años de "bolos" por todos los pueblos de la provincia y adyacentes; tiempo en el que viajaban juntos. Y como ella no conocía a nadie en la capital almeriense, David fue su compañero de fatigas, de trabajo… y de convivencia. El roce y el cariño. Bisbal abandonó el hogar paterno y se fue a vivir con Raquel. "Un capítulo de mi pasado que ni quiero, ni puedo borrar", confesaba el artista canoro. Raquel, más tarde, al enterarse de que su enamorado compañero se marchaba a Barcelona para probar suerte en Operación Triunfo, se temió lo peor con esa intuición femenina que nunca les falla: "Sé que vas a ser muy grande y que a partir de ahora lo nuestro va a ser muy difícil". Acertó de pleno.
David Bisbal a punto estuvo de ganar aquel primer concurso de Televisión Española (ya saben que Rosa fue la afortunada), pero su segundo puesto lo catapultó en pocos meses a la popularidad en toda España y en seguida también en los países de habla hispana. En Operación Triunfo vivió, fuera de las cámaras, otra apasionada relación: con Chenoa."Teníamos una afinidad especial", evocaba él. Llevaron con discreción lo suyo. En un descanso de varios días que los concursantes de la academia se marcharon de vacaciones, por Navidad, David se reencontró con Raquel, que vivía en casa de los padres de él, tal era el cariño que los unía y tal vez alguna promesa de boda en el futuro. "Dormimos juntos aquellas dos noches de mi regreso, pero ella ya notó que yo estaba diferente". El adiós de la pareja estaba más que cantado. Raquel encontraría otro hombre, se casó con él, y tuvieron dos niños.
Bisbal, de nuevo en Barcelona, continuó en la academia de Operación Triunfo. Lo suyo con Chenoa se había enfriado, como reconoció. Veintidós años contaba Bisbal por esa época. Pero de nuevo ambos reanudaron sus contactos íntimos.
Ella había tenido antes otras relaciones pero David era diferente, le parecía su hombre ideal. Y él, dándole así toda confianza, la llevó a Almería y la presentó a sus padres (cosa que hizo alguna otra vez con otras conquistas). Hicieron planes: por ejemplo, alquilar un piso en Barcelona para convivir, como si estuvieran casados. Eso, entre muchas actuaciones que compartían en una larga gira por toda España. Cuando él hizo un hueco en sus contratos, se fue con Chenoa dos semanas a las islas Maldivas. "Por fin pudimos ser la pareja que éramos durante las veinticuatro horas del día". Luego, enfrascado él en una "tournée", dejaron de verse un tiempo. Sus triunfos en distintos países hispanoamericanos se iban sucediendo. Se compró un apartamento en Miami. Hasta que tuvo que confesarle a Chenoa que ante esas prolongadas ausencias por la distancia lo aconsejable era romper su relación. La mallorquina, a lágrima viva, nunca pudo comprender aquella decisión de David, a quien tanto quiso.
Después, él encontró a Elena Tablada, una española residente con su familia en Miami. Diseñaba modelos de calzado. Se fueron a vivir juntos al poco de conocerse. Ella lo ayudaba cuando tenía el cantante que hablar el inglés con alguien, idioma que todavía no dominaba. Era el 15 de febrero de 2010 cuando Elena dio a luz: una preciosa niña, en cuyo parto estuvo presente David. La ha llamado siempre Ella. Un año después, en marzo, la pareja tarifó. La separación fue conflictiva, sobre todo por la patria potestad de la pequeña. Al final, tras no pocos problemas con los abogados, llegaron a un acuerdo. David hizo un pacto económico generoso con su "ex".
Su hija siempre ha sido relevante en su vida. Y también ha necesitado de las mujeres, sobre todo después de los anteriores fracasos. "No sé estar solo", confesaría. Continuó "ligándose" a un montón de bellezas: Raquel Jiménez, Zuleika Rivera, Eugenia Suárez… Con cada uno de ellas vivió romances temporales, que no llegaban al año: los reporteros gráficos lo perseguían tras cada escapada suya con la amante de turno. Ni que decir tiene que las revistas del ramo publicaban páginas y páginas en color de todas esas aventuras del seductor almeriense, el de los ricitos, como era tildado por sus llamativos peinados. Pero ¿cuándo se casará este joven?, se preguntaban los lectores de tales publicaciones. No, no había mujer alguna, como decíamos al principio, que "lo cazara". Pronúnciese como está escrito y no con acento andaluz. Por la tierra de David solía decirse en ese trance: "¡A ver si te recoges pronto!"
Pues, sí: David Bisbal ya "se ha recogido" hace unos días, junto a Rosanna Zanetti, en los Claustros de Ayllón, provincia de Segovia, en presencia únicamente de una treintena de invitados, entre familiares de la pareja y amigos íntimos. Su bella esposa se enamoró de él a poco de encontrarse por primera vez. Tenía hace más o menos tres o cuatro años Rosanna un compatriota suyo, el cantante Víctor Muñoz, con el que planeaba casarse. Se cruzó en su vida su colega español y la venezolana prefirió a Bisbal. Víctor Muñoz sólo pudo consolarse componiéndole una balada romántica de adiós, como si fuera un lamento de tango argentino: "Ya pasó".
Sí, efectivamente, pasó aquel cambio de pareja. Desde que Rosanna Zanetti llegó a España, se integró inmediatamente en nuestro país, alabando nuestras costumbres. Y en particular, viviendo día a día su amor por David Bisbal. Que ha acabado, por fin, en boda. ¡Vivan los novios!