Una revista teatral londinense ha tenido que pedir perdón por escribir (uno de sus críticos) que una actriz tenía exceso de peso. A la misma actriz, Nicola Coughlan, la había llamado gorda (fat girl) en otra función. Nicola Coughlan está ahora representando La plenitud de la señorita Brodie, obra basada en la novela de Muriel Spark. La aludida ha dicho que Philip Fisher, el crítico, fue cruel. Y remarcó que en la novela no había referencia alguna al peso de su personaje. De Joyce Emily Hammond, de 16 años, Spark señala que es una niña rica y delincuente que quiere formar parte del grupo de chicas de la señorita Brodie. Pero estas la rechazan. Voy a reconocer que a mí también me habría llamado la atención que fuera gorda. Pero igual que me llamó la atención en una función de Grease que una de las protagonistas fuera coreana.
Esta tontería a propósito de un personaje secundario de la obra y la novela me sirve para hablar de Franco, ya que es lo que está de moda. Es el tema favorito del nuevo Gobierno. La plenitud de la señorita Brodie transcurre en los años 30 en Marcia Blanie, una escuela privada escocesa, y cuenta la historia de cinco adolescentes y su estirada y chiflada profesora, la señorita Jean Brodie. Mi frase favorita de esa boba es cuando dice a sus alumnas: "Quienquiera que haya abierto la ventana la ha abierto demasiado. Quince centímetros son perfectamente adecuados. Más es vulgar". Además, siente devoción por el fascismo. Por Mussolini, por Hitler y por Franco. Una de sus alumnas la califica como "fascista nativa". Es verdad que la novela se publicó en 1961 pero Spark describe bien a esas mujeres fascinadas por Franco en Gran Bretaña (y claro que las había también fascinadas por el comunismo, ahí está Jessica Mitford). La editorial Renacimiento ha rescatado a Eleanora Tennant con su Viaje por España y a Florence Farmborough con La vida y la gente de la España nacional. La primera relata su experiencia de los nueve o diez días que pasó en octubre de 1936 por la zona nacional. La segunda era locutora inglesa de Radio Nacional y una soldado más de la causa franquista. En la interesante y peculiar subtrama española, Miss Brodie persuade a Joyce Emily de que se una a su hermano en la Guerra Civil, pensando que el hermano está luchando con los nacionales, los buenos para ella. Joyce Emily muere en un tren que es atacado antes de llegar al frente. Otra de las alumnas de Brodie le recrimina que manipulara a Joyce Emily para ir a España. Un suceso que afectará al futuro de Miss Brodie. Ella sale con que el hermano en realidad estaba en el bando republicano. Es posible que Spark se inspirara en la muerte de la artista británica Felicia Browne, miliciana comunista que murió en 1936 en el frente de Aragón durante el intento de dinamitar un tren de municiones. Le dispararon cuando asistía a un compañero italiano. Al fin y al cabo, había un tren y una muerta.
Vuelvo a Nicola Coughlan, la última Joyce Emily. Otro crítico, Quentin Letts, también cronista parlamentario, ha salido en defensa de Philip Fisher diciendo que hizo "comentarios perfectamente razonables sobre un personaje de La plenitud de la señorita Brodie. ¿Y qué ha contestado la chica? "Oh, Quentin, ponme a prueba. #TimesUp". Pero bueno, ¿describir el aspecto físico se equipara a la discriminación, el acoso y el abuso? Ahora te pueden llamar fascista (nativa o lo que sea) y no pasa nada. Pero como te llamen gorda tienes cobertura. De chocolate y nata también.