Cumple Marta Sánchez cincuenta y dos años este 6 de mayo, con su espléndida belleza y esa voz poderosa con la que hace ya más de tres décadas se convirtió en una de las mejores intérpretes del pop español. Pero si su carrera musical ha sido en líneas generales muy positiva, en cambio arrastra en su vida episodios de pena y dolor, también de melancolía y bastantes fracasos sentimentales, a los que no obstante ella, vitalista siempre, quiere hacerles frente: "Yo siempre estoy abierta al amor", declara, para no sentirse víctima ni desgraciada.
Seguramente fue Juan Tarodo el gran amor de su vida. Su ruptura con él acaso habría que achacársela a la juventud de ambos. Él era batería del grupo Ole-Ole, y ella su voz solista, en aquellos divertidos años 80 de la movida madrileña. Hacían buena pareja. Marta iba un poco de diva y con su espectacular aspecto físico venía a ser una copia de Marilyn Monroe. Recuerdo haber hablado con Juan Tarodo, un chico educado, simpático, con aire de buenazo. Un cáncer se lo llevó de este mundo tempranamente cuando ya ambos se habían dicho adiós. La viuda de Juan le echó en cara a Marta que no se hubiera dignado visitarlo cuando ya su muerte era irreversible. Tampoco quiso después sumarse a un concierto-homenaje a Tarodo.
De la anatomía de Marta Sánchez llamaban la atención los pechos, lo que la ganó el apelativo de "la cantante de los pechos de oro". Intentaron algunos medios compararla con la también muy dotada Sabrina. Yo creo que ganaba nuestra compatriota. Tarde o temprano estaba llamada a aparecer desnuda en las páginas de Interviú. Como así fue. Nunca quedó claro lo que percibió por ello. La cifra más probable: cincuenta millones de pesetas. Como para figurar en el libro de los récords: la mejor pagada por ese semanario de cuantas aparecieron en cueros vivos. Pero Marta no quedó muy satisfecha con el trato de la revista, y emprendió acciones judiciales contra sus responsables. Tras una primera sentencia desfavorable en 2012 logró que el semanario la indemnizara con trescientos mil euros. La difusión de aquellas eróticas fotografías fue espectacular. La primera vez que salieron publicadas, el semanario superó el millón de ejemplares. En el transcurso de los años se divulgaron de nuevo con ocasión de que Interviú editara números especiales. ¿Qué español de ese periodo no las contempló alguna vez? Los camioneros se solazaban al verlas pegadas a las cabinas de sus vehículos, y en los talleres mecánicos de cualquier ciudad española también aparecían las imágenes de la cantante pegadas con chinchetas en las paredes. Se había convertido en el más importante mito sexual de la España de finales el siglo XX. Orgullosa de su poderío anatómico, medio en serio medio en broma, la interesada dijo una vez que su busto estaba asegurado en medio millón de dólares.
Los varones que se acercaban a Marta Sánchez lo hacían un tanto cohibidos. Tuvo que aparecer un extranjero, Sterling Campbell, batería de Durán-Durán, que sin tantos prejuicios la tuvo entre sus brazos durante un par de temporadas. Cuatro fueron las que vivió junto al argentino Jorge Salati, modelo tipo "cachas", con quien la cantante parecía haber hallado cierta estabilidad. Tan enamorada estaba que, a los dos años de establecidas aquellas relaciones, decidió casarse con él. La pareja dio fin a aquellos apasionados amores. Y ella fijó sus ojos después en un singular torero malagueño de mirada profunda y tez morena: Javier Conde. Se paseaban por los lugares de moda y acapararon muchas portadas de revistas rosas. No es fácil compartir la vida con un torero y aquella ilusión que se había forjado Marta se fue diluyendo, mientras que el romántico e irregular matador de toros se iba ligando a Estrella Morente, con quien finalmente se desposaría.
Otros hombres fueron desfilando junto a Marta Sánchez. Uno de ellos, por una breve temporada, Gigi Sarasola, apasionado de los caballos e hijo de un avispado empresario muy cercano a la cúpula socialista de Felipe González. Y más en serio inició noviazgo con un tal Jesús Cabanas, que le devolvió la ilusión: se casaron y tuvieron una hija, Paula. Fueron ocho años de equilibrio sentimental hasta que en 2010 el matrimonio entró en barrena. Y se divorciaron. Marta se centró en su profesión como tantas otras veces al hallarse deprimida. Pero aún le esperaban muy duros momentos ajenos a su devenir artístico. Su hermana melliza, con la que estaba muy compenetrada, murió de cáncer. Y también la propia Marta sufrió lo suyo cuando le detectaron un tumor en el aparato digestivo. Pudo recuperarse y volver a los escenarios.
Quienes la conocen de cerca saben de sobra que Marta Sánchez tiene un carácter temperamental. Y en ocasiones explota. Así le pasó cuando cantaba con Ole-Ole. Su sustituta, Vicky Larraz, tendría ciertas divergencias con ella, más adelante. Lo mismo que Carlos Baute. Cuando iba a Galicia, tierra que adora de tal forma que hay quienes la creen de aquella región, buscaba tranquilidad y cariño cerca de algunos familiares, pero terminaba por regresar a Madrid peor que cuando se fue. Esa inestabilidad emocional de Marta Sánchez forma parte de su idiosincrasia. Y así puede explicarse con qué fuerza y expresividad actúa a menudo en los escenarios.
En esa búsqueda de amor de toda mujer apasionada como Marta la encontramos en los últimos meses del pasado año, cuando era captada por los reporteros gráficos en compañía de un cantante y bailarín de Palma de Mallorca, llamado Miguel Such, once años más joven que ella. Viene a ser una constante en la lista de sus pretendientes. Los quiere veinteañeros, a ser posible. O de treinta, pero no mayores. Mas de nuevo ese citado mallorquín pasó a engrosar la larga relación de sus fracasos sentimentales. Ya en 2018 se la vio contentísima, luciendo un elegante vestido que dejaba al aire una de sus piernas, en la fiesta de cumpleaños en Málaga de Vicky Martín Berrocal, en buena compañía. Este nuevo galán de la cantante es un empresario argentino, barbado, que responde a la identidad de Alexis Rosenfeld. Se les vio muy felices. Paralelamente a esta historia, Marta se encuentra más activa que nunca en su presente musical. Con más de treinta años de carrera, celebró el acontecimiento hace unas semanas en el teatro de la Zarzuela, la noche en la que estrenó una letra suya con música del himno nacional. A su vez, ha seleccionado un repertorio con sus más relevantes éxitos, que se incluyen en su actual espectáculo. Viaja a menudo a Miami, donde goza de buen cartel, y no quiere dejarse ganar la partida este verano por otras intérpretes que pudieran hacerle sombra. ¿Le durará mucho tiempo este reciente amor argentino? Marta Sánchez se nos antoja ser un volcán que en cualquier momento volverá a sorprendernos.