María Belén Rueda García-Porrero nació en Madrid el 16 de marzo de 1965. Cumple, por tanto, cincuenta y tres años. Redujo su nombre convirtiéndose en una de las mejores actrices españolas. Belén Rueda ha de considerarse una mujer afortunada, a una edad que, injustamente, el cine suele rechazarlas; en cambio, en el teatro tienen mejor cobijo. No le afecta, decimos, esa circunstancia del calendario, pues ha estrenado hace unas semanas El cuaderno de Sara, cuyo rodaje problemático la llevó a Uganda, simulando ser la selva del Congo. Soportó jornadas de intenso calor, asfixiante, y con fiebre pasó malos ratos, creyendo haber contraído la malaria. En espera, tiene pendiente de darse a conocer otras dos películas: El pacto y No dormirás.
Es Belén Rueda mujer valiente, llena de vitalidad, que en su vida personal ha afrontado retos muy difíciles. Desde luego nunca podrá superar, por mucho que su lucha interior haya sido constante, la muerte de su segunda hija, María, un bebé de once meses que se fue al cielo, víctima de una cardiopatía. El resto de su existencia está marcada por una inestabilidad sentimental, que nos hace preguntarnos si es que ha tenido mala suerte en el amor o que es muy exigente en esa constante búsqueda de la felicidad de todo ser humano.
Quería ser bailarina Belén en su adolescencia, en razón de que su madre era profesora de danza (su padre, ingeniero de Caminos), pero también soñó con ser periodista. Y arquitecta. Al final resultó que pudo más su deseo de ser actriz y tras recibir unas lecciones de Arte Dramático en Alicante, donde vivió unos años, llegó a Madrid con ansias de ser una profesional de la farándula. Trabajo le costó y hubo de ganarse la vida como vendedora de pisos. El ventrílocuo y empresario José Luis Moreno le proporcionó su primera oportunidad como azafata en el programa- concurso Vip Noche, del que más adelante fue copresentadora, al lado de Emilio Aragón. Apareció en series de éxito (Médico de familia, Periodistas, Los Serrano) para debutar en el cine asimismo con fortuna. De su filmografía, a destacar Mar adentro, que le permitió ganar un Goya a la actriz revelación; El orfanato, Los ojos de Julia… Hace tiempo que ha pasado ya la reválida con nota preferente como una exquisita actriz, dotada de notables recursos dramáticos.
Su vida, en cambio, tiene más altibajos: de la dicha a la desilusión. Se casó muy joven, en Italia, cuando solo contaba veinte años Dos le duró aquella aventura con Massimo, entre 1984 y 1986. De vuelta a España, entre aventuras pasajeras, conoció a un acreditado guionista y realizador de televisión, que le aportó el equilibrio que buscaba y una ayuda muy eficaz para su carrera: Daniel Écija. Entre 1990 y 2004 compartieron muchas ilusiones: el nacimiento de sus tres hijas: Belén (cuenta ahora veintiocho años), María, desgraciadamente muerta como decíamos a poco de llegar al mundo, y Lucía, hoy con dieciocho años. En esas dos hijas ha volcado siempre Belén Rueda todo su inmenso cariño, renunciando a películas para no apartarse de ellas, incluso a una oferta que le llegó para irse a Hollywood.
La muerte de María, el distanciamiento años después de su marido, aunque hayan continuado manteniendo buena relación, hundió unos años a la actriz en el plano personal. Rodando Mar adentro se enamoró de Javier Bardem, aunque ambos ocultaron ese breve romance. Fue en 2004. Más tarde, representando una comedia teatral cayó en los brazos del actor José Luis García-Pérez. Y entre 2006 y 2007, rodando El orfanato, tuvo un idilio con el técnico Eduard Bonilla. Formó en 2009 pareja con el francés Roger Vicent, con quien estuvo hasta 2014, periodo otra vez más largo en su biografía sentimental. Tampoco cuajaría luego en 2015 su convivencia con el empresario leonés Diego Rodríguez: sólo duró un año. Para en el verano de 2017 encontrar en Marbella a un atractivo empresario argentino, al frente de un restaurante, muy deportista, con el que hasta ahora forma pareja. ¿Mantendrá esta vez mucho tiempo esta relación? El nuevo amor de la rubia actriz tiene también larga experiencia, como ella, en asuntos del corazón: se ha casado en dos ocasiones, de cada una de las cuales tiene un hijo. Su edad, cuarenta y cuatro años, nueve menos que ella.