El divorcio de Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana ha resultado todo un bombazo para las páginas del corazón. Ya desde el comienzo de su noviazgo, la pareja acaparaba titulares, sobre todo porque los padres de la tenista nunca terminaron de ver con buenos ojos la relación.
Se conocieron el verano de 2007 en una fiesta en la discoteca Pachá. Coincidieron en una cena y en la fiesta posterior en la discoteca Pachá. Aquel flechazo terminó en boda un año después, un enlace al que se opusieron Emilio Sánchez y Marisa Vicario. Las supuestas deudas que Santacana tenía pendientes hacían pensar a la familia de la tenista que el matrimonio era por interés hacia la fortuna de la tenista. Pese a todo, se casaron el 12 de septiembre de 2008 en el castillo de Perelada, ella embarazada de dos meses y "más feliz que nunca", a pesar de que esa boda la distanció de su familia para siempre.
Meses antes de la boda, la familia Sánchez Vicario encargó un informe a la agencia de detectives Método 3 para destapar las intenciones de Santacana. No había nada en esos papeles que dejara en buen lugar al novio, pero el matrimonio salió adelante. La tenista, sin embargo, defendía a su marido a capa y espada y su versión sobre la crisis familiar está recogida en Arantxa, ¡vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer, donde desvela que su dinero lo malgastó su propia familia.
"¡Mensualmente me otorgaba una cantidad de la que yo le daba cuenta puntual! Nunca dudé de que mis padres, y más concretamente mi padre, hicieran lo que consideraban mejor para mí y que gestionaran mi patrimonio de la forma más eficaz. Esas eran, de alguna manera, sus funciones: administrar y gestionar mis intereses, si bien él extendía tal potestad al ámbito deportivo, lo que a veces le creó algún conflicto con mis entrenadores. Nunca dudé de la forma en que mi padre gestionaba mi dinero. Hoy me encuentro sin recursos",escribe.
"Ellos consideraban que yo era incapaz de enamorar a nadie (...) El comportamiento de mis padres me hizo sufrir mucho. En los últimos meses he vivido situaciones tan duras que todavía hay momentos en que pienso que es una pesadilla. Lo cierto es que la relación con mi familia es inexistente. ¿Cómo es posible que todo lo conseguido haya desaparecido, no exista?".
El entorno de Arantxa sospechaba que Santacana era el culpable de la afrenta contra su familia, aunque ella aseguraba ser consciente de la situación por la que pasaba su marido, "una buena persona con mala suerte". A pesar de las recomendaciones, no firmaron la capitulación matrimonial por la que Santacana debía renunciar a cualquier derecho sobre la fortuna de su futura mujer.
Disputas familiares
En el mes de noviembre de 2012, la extenista presentó una querella contra su padre, su hermano Javier, el abogado Bonaventura Castellanos y el economista Francisco de Paula por haberse apropiado de más de 16 millones de euros de su fortuna. En su querella, Arantxa explicaba que ejerció de tenista profesional desde que tenía 14 años y hasta los JJOO de Atenas de 2004, y durante todo este periodo su padre y el abogado Castellanos asumieron todas las decisiones relativas a la administración de las empresas que ellos mismos iban constituyendo y dirigiendo con los poderes notariales otorgados por ella.
El juicio llegó a aplazarse hasta en dos ocasiones y los padres de la extenista, en otro comunicado enviado a EFE (en 2013), manifestaban su deseo de arreglar el conflicto familiar con Arantxa y le pedía perdón por sus posibles errores. En el verano de 2015, la que fue campeona de Roland Garros llegó a un acuerdo con sus progenitores y desactivó las causas judiciales contra ellos.
Pero ni la trágica pérdida de Emilio Sánchez en febrero de 2016 calmó del todo la situación familiar. La exdeportista salió del tanatorio con lágrimas en los ojos y notablemente afectada ya que sus hermanos la habían vetado. "He entrado con mi marido dentro de la sala de vela, me he abrazado con mi madre y nos hemos besado. Nada más verlo, mis hermanos han echado a José de la sala y luego me han cogido y me han sacado a mí. Mis hermanos me han echado. Este no es ni el lugar ni el momento. Tengo derecho a despedirme de mi padre", aseguró entonces a la prensa en en el tanatorio Les Corts de Barcelona. Con todo, Arantxa se refugia en su familia en medio del doloroso divorcio. La situación ha supuesto un acercamiento entre ella y su madre y hermanos que antes, con Santacana, era inconcebible.