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Lo poco que se sabe de la vida privada de Javier Gutiérrez

Separado de su mujer, convive con la actriz mexicana Adriana Paz.

Javier Gutiérrez | Cordon Press

Más bien bajito –mide un metro y sesenta y cuatro centímetros– pero qué gran actor es el asturiano Javier Gutiérrez, ganador de un segundo Goya por su extraordinaria interpretación en El autor. Antes de la noche de gala "ya se cantaba" ese premio para él, aunque competía con otros colegas de prestigio, como él mismo reconocía: Javier Bardem, Antonio de la Torre… El talento de Javier Gutiérrez ya lo dejó patente hace tres años, en La isla mínima, que le valió su primer "Cabezón" y la Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián. Por no hablar de la popularidad que le deparó su personaje, Satur, en la serie "Águila roja".

A sus cuarenta y siete años estrenados el pasado 17 de enero, Javier Gutiérrez se siente muy ferrolano, aunque viniera al mundo en la bella localidad asturiana de Luanco. Su familia, de condición modesta, se estableció en la ciudad gallega, ocupando piso en un barrio marginal, donde abundaba la delincuencia y el paro obrero. Tuvo Javier desde niño una afición innata a imitar personajes, a sentirse como algunos de los actores que veía en la pantalla, entusiasmado con aquel crío de la película E.T., al que deseaba parecerse algún día. Y lo ha logrado después de unos cuantos años de lucha, desde que con diecinueve años se radicó en Madrid, estudió Arte Dramático y para ganarse la vida buscó todo tipo de actuaciones como animador o figurante. Cuando entró en la compañía Animalario, su suerte ya empezó a cambiar. El resto, bien en teatro, televisión y más recientemente el cine es donde ha desarrollado su carrera.

De su ciudad adoptiva, puede decirse que le marcó interpretar en dos ocasiones a Francisco Franco, natural del lugar, que durante cuarenta años llegó a denominarse El Ferrol del Caudillo. Y como aficionado al fútbol, Javier Gutiérrez mantiene vivamente su fervor por un modesto equipo local, el Rácing de El Ferrol. Como corresponde a su propia personalidad; la de un tipo humilde, que no presume de nada, en todo caso de trabajador. Es tímido. Ya menos, porque dice que su profesión lo ha ayudado mucho a vencer esa introversión anímica. No es muy dado a contar aspectos de su vida íntima. Sólo en entregas de premios o algún importante evento artístico se le vio en compañía de quien entonces, hasta 2016, fue su esposa: Inés Enciso, directora de acontecimientos culturales y muy en concreto de uno, el Festival "Una mirada diferente", del Centro Dramático Nacional. Tuvieron en 2009 un hijo, Mateo. Precisamente cumplía años la noche de los últimos premios Goya. Y Javier Gutiérrez, henchido, sí, de orgullo familiar, le dedicó el trofeo, como asimismo a su madre y hermanas.

A Mateo, Javier lo quiere con locura. Es todo un padrazo que diariamente lo lleva al colegio. Cuenta él a los periodistas que está a disposición siempre que pueda y lo requieran para alguna entrevista, salvo que no coincida con ese rato en el que va de la mano de Mateo. Es lo propio de un ser sensible como Javier quien, tras el fracaso matrimonial encontró hace año y pico a la mujer que ahora tiene a su lado, una morenita mexicana, Adriana Paz, actriz de gran prestigio en su país, nacida en 1980. Está en posesión de tres premios Ariel, el galardón más prestigiado en el país azteca. Tuvo un novio antes de afincarse en España. Probó suerte primero en Barcelona, ahora vive en Madrid junto a Javier. Se da la circunstancia de haber sido nominada igualmente que él por la película El autor, pero en el apartado de actriz revelación. Su personaje es el de una joven casada, a la que el protagonista de la historia espía por su afán enfermizo de encontrar una buena historia para escribirla. Fue una pena que no fuera ese Goya también a sus manos: hubiera sido un feliz doblete para la encantadora pareja.

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