Los años pasan igual para todos, también para la realeza. Rania de Jordania (47) siempre ha sido considerada como una de las mujeres más bellas y elegantes del mundo. El paso del tiempo también a hecho mella en su rostro aunque, como muchas mujeres, procura que no se le note tanto.
La esposa del rey Abdalá II se ha sometido a varios retoques en los últimos años que aunque no han transformado su rostro por completo, sí son claramente visibles. El más llamativo es el uso del bótox, al que ha recurrido para reducir arrugas y flacidez propias de la edad.
Rania ha aparecido en su primer acto público de 2018 esta semana, una reunión con jóvenes emprendedores de diferentes startups, en el King Hussein Business Park. Su imagen es muy diferente a la de hace seis meses. Entre los retoques a los que se ha sometido, se notan unos pómulos más marcados, el óvalo de su cara más redondeado y una expresión diferente en los ojos. En 2015 comenzaron los cambios en sus ojos y labios y la Reina se sometió a una rinoplastia en su juventud.