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Lolita vive de alquiler pero triunfa en teatro y 'Tu cara me suena'

Mujer de mucho amar, pero no una devoradora de hombres, Lolita está soltera y no descarta enamorarse. 

Se acerca Lolita a los sesenta años, que cumplirá a comienzos de mayo próximo. Una edad para recapacitar acerca de su vida, llena de problemas, de los que gracias a su tesón sale adelante, renunciando a veces a otros momentos en los que les penalidades eran menores y gozaba del confort en casa propia y de la felicidad conyugal. Que es lo que ahora ha de afrontar de distinta forma.

Vive desde hace meses en Madrid en una casa de alquiler. La recuerdo, ya independizada al casarse, con una vivienda confortable, luego en El Lerele, lindando con La Moraleja, lujosa urbanización a las afueras de la capital, cuya parte como herencia familiar se vio obligada a vender a su hermana Rosario. Le llegaron malos tiempos: fracasó su negocio, una tienda de ropa infantil, sus pinturas y joyas diseñadas por ella; la cuantiosa deuda que le reclamaba Hacienda y la de sus proveedores. Y ello todo junto a una época en la que apenas trabajaba, las casas de discos la ignoraban, y contemplaba su futuro sumida en un pozo de amargura, con su salud quebradiza por un cáncer de útero. Le dio por recurrir a la cocaína y al alcohol: mal remedio cuando se quiere salir de un abismo, para entrar en otro todavía peor. Se acordaba de su primer matrimonio deshecho, cuando también el segundo acabaría naufragando. Con todo ese pasado y un negro panorama, Lolita ha ido poco a poco rehaciendo su vida, nadando contracorriente hasta salir a flote. Siempre, insistimos –aparte de su talento artístico bien probado- gracias a que es muy trabajadora y consigue siempre, como en la vieja melodía de Cole Porter, "Volver a empezar"…

El Pescadilla y Lola | Archivo

Las últimas semanas, incluyendo las fiestas, las pasó en Barcelona, donde es muy querida y respetada, no en vano su padre, Antonio González el Pescaílla nació en el barrio de Gracia barcelonés y fue artista integrado en el movimiento de la rumba catalana. Anunciada hace ya unos años como Lolita Flores en las carteleras teatrales, ha permanecido representando la comedia Prefiero que seamos amigos, estrenada en Madrid en abril de 2017, que ha llevado a otros escenarios de diversas provincias. La historia de una mujer, Claudia, cincuentona, que reflexiona sobre el sexo. Lolita es de las que opina que eso de que a ellas "se les pase el arroz" no deja de ser una frase: "El deseo no se acaba del todo cuando atraviesas determinada edad, aunque no sea tan constante como de joven".

De momento, está soltera, sin descartar eso tan manido de que el amor pueda otra vez llamar a su puerta. Pero está más concentrada, para ir estabilizando su economía, en el trabajo. Bien que ha demostrado ser una actriz fiable y no aficionada, cuando sólo se la consideraba cantante pop: haciendo de "doña Brígida" en "el Tenorio", representando la comedia Sofocos, o el monólogo dramático entresacado de La plaza del Diamante. Y de eso ha ido viviendo en los últimos tiempos, a la vez que ayudaba a sus dos hijos, Elena, de treinta años, y Guillermo, de veinticuatro, fruto de su primer fallido matrimonio con el argentino Furiase, unión que duraría desde 1983 a 1995.

En Prefiero que seamos amigos | Archivo

Hace más de un decenio que no graba un disco. Y no porque ella lo quiera así, que guarda un proyecto para cuando alguna multinacional la reclame. Se han cumplido cuarenta y dos años desde que consiguiera ser número 1 con "Amor, amor", al que sumó algunos otros. Y con la crisis de esa industria, ella no parece ser negocio por el momento. Lo que revierte automáticamente en actuaciones musicales en directo. Así es que, en esas cuitas, Lolita llamó un día a la productora de Tu cara no me suena, ofreciéndose como posible integrante del jurado. ¿Por qué no?, se dijo, si otros colegas (Chenoa, Mónica Naranjo, Manuel Carrasco…) vienen prestándose a esa función, lo que les proporciona en épocas de vacas flacas un trabajo, publicidad, la consiguiente remuneración… Y la contrataron. ¡No le falta verbo e ingenio para juzgar a futuras estrellas de la canción!

En cuanto a su futuro sentimental, Lolita no quiere equivocarse otra vez. Escribía Javier Menéndez Flores, en su bien documentada biografía de Lolita, que "ha sido mujer de mucho amar, de amar a destajo, lo cual no quiere decir que haya sido, como muchos creen, una devoradora de hombres". Los celos la llevarían a veces a momentos de sufrimientos. Su primer novio se llamaba Rufino García, ella contaba trece años. Con diecinueve, aquel muchacho locamente enamorado se mató en un accidente de moto. Tuvo amistades más platónicas que reales: con Manolo, hermano de Cary Lapique; con Sebastián Palomo Linares. Y ya en serio llegó a su vida un tipo que había trabajado en el cine como "doble" de acción que las enamoraba en un santiamén: Antonio Arribas, componente de un cuarteto de vividores conocidos como Los Chory´s. Este Arribas, ya fallecido "fue el primer amor de mi vida", confesaba Lolita. Lo que son las cosas: Arribas también enamoró luego a Carmen Ordóñez, en tanto Lolita se hacía ilusiones con un ya separado de aquella, Francisco Rivera Paquirri. Cambio de parejas, vamos. Recuerdo la noche que Lolita se presentó en la madrileña sala Cleofás para estrenar Amor, amor, en 1975, su primer número 1, cuando ella junto a Arribas, coincidieron en el camerino con el torero y su entonces esposa. Sonrisas, abrazos y entre medias un cruce de cuernos muy propio cuando por medio estaba un torero. Chiste fácil, mas historia real que contemplamos a medio metro.

Con Joan Manuel Serrat Lolita tuvo también unas fantasías irreales. Para el Noi, ella era sólo una buena amiga, como una hermana. Ahora bien, lo de su convivencia con Paquirri, breve pero intensa, dejó en ella un recuerdo difícil de borrar: "Ha sido mi gran amor, pero también mi gran desgracia". Cuando el torero la dejó, Lolita se consoló en México con un argentino llamado Tony. Dos meses y medio de vida en común. De nuevo en España Pastora Vega le presentó a Guillermo Furiase. Y ella reconocería que aunque tuvo dos hijos con él y vivieron juntos doce años, fue un error mezclar amor y trabajo, puesto que este modelo argentino terminó siendo su representante. Tres años juntos pasó después la cantante con un almeriense llamado Juan José Bautista Martín, conocido como presentador de televisión con el sobrenombre de Juan y Medio. Pero éste prefirió seguir siendo un hombre libre. Y quedaron simplemente como muy buenos amigos. Lo que nunca quiso revelar Lolita es su íntima amistad con Francisco Rivera Ordóñez, el hijo de su amado Paquirri. Que hubo "algo", desde luego. Mas respetamos el silencio de ella al respecto. Finalmente, el último hombre por ahora de Lolita fue el actor Pablo Durán. Se casaron en 2010, divorciándose cinco años después. ¿Volverá a enamorarse nuestra buena amiga? Tiene, como los taxistas, el cartel de "Libre".

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