Después de ocho años de relación secreta, Gustavo González y María Lapiedra han hecho pública su relación con la intención de crear un futuro juntos. El paparazzi decidió dar un giro a su vida y puso fin a su matrimonio de 30 años para ser libre y vivir su amor con la exactriz porno.
El revuelo que se ha montado tras destaparse la historia ha llevado al límite a sus protagonistas que han tenido que dar la cara en sus respectivos programas de televisión. Además, el sábado la actriz se sometió a la prueba del polígrafo en el Deluxe donde aseguró que Gustavo era el hombre "que más placer le había dado en la cama. Lo hemos llegado a hacer hasta ocho veces en el día", teniendo sexo en la cama que el paparazzi compartía con su mujer. "Gustavo me escribió el día antes de mi boda, y puso que me amaba y que iba a hacer una locura. Le dije que me tenía que casar. (...) Me decía te amo mientras nos acostábamos Me ha tratado siempre muy bien".
Unas confesiones privadas que no gustaron al protagonista, que decidió huir a Valencia para alejarse de la polémica: "Siempre huye. El problema que tiene Gustavo desde hace ocho años es que quiere quedar bien con todo el mundo y al final acabamos todos enfadados" .
Según publica esta semana Diez Minutos, el fotógrafo reconoce estar superado por esta historia: "Mi prioridad ahora es recuperar la confianza de la gente que me importa y el cariño de mis hijos. No quiero quedar ante ellos como un machote", explica. "Estoy triste, desubicado y decepcionado. María ha traspasado todas las líneas. No me gusta que se haya hecho público lo privado. Quien esté conmigo tiene que respetar cómo soy".
A pesar del enfado, parece que la relación entre ambos continúa y reconocen que ya han pensado en vivir juntos: "Hay una puerta abierta, pero necesitamos tiempo y calma", contó María en el Deluxe. María Patiño fue un paso más allá y aseguró que ambos tendrían intención de instalarse en Barcelona, donde vive la actriz con sus dos hijas.
El marido de María, Mark Hamilton, es otra de las víctimas en la historia. Esta semana el arquitecto decidió abandonar el domicilio conyugal, horas después de que su mujer se sentase en el Deluxe y ofreciese la explosiva entrevista. Ante las preguntas de los reporteros, Mark amenazó con contar la verdad sobre la ruptura: "Si hablo, arde Troya. Ya no vivo con mi mujer. Soy arquitecto y gano mucho más que ella muchos meses". El matrimonio llevaba cinco años de relación y tienen dos hijas en común.