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Alain Delon supera la muerte de Mireille Darc con una 'ex' de Hollande

El actor, tan abatido semanas atrás por el óbito de Mireille Darc, se ha consolado pronto con la antigua periodista Valerie Trierweiler.

El actor, tan abatido semanas atrás por el óbito de Mireille Darc, se ha consolado pronto con la antigua periodista Valerie Trierweiler.
Alain Delon y Valerie Trierweile | Gtres

Hace mucho tiempo que Alain Delon no ocupaba la atención de los semanarios del corazón y las crónicas frívolas, sobre todo en Francia, donde siempre fue el galán preferido del sexo femenino, y desde luego un aceptable sucesor de las glorias conquistadas en la pantalla -y en las alcobas- por Gérad Philippe y Jean Marais, aunque este último, con quien almorcé en un buen restaurante cercano al Arco de Triunfo, a quien cautivaba era sobre todo a los hombres, no en vano fue amante de Jean Cocteau. Pero no nos desviemos porque sobre Alain Delon también se tejió la leyenda de que el trampolín que lo aupó como joven estrella del cine europeo fue Luchino Visconti, al elegirlo como uno de los protagonistas en 1960 de "Rocco y sus hermanos". No desmintió nunca el galán francés su íntima amistad con el aristócrata y brillante director, quien era un reconocido homosexual, aunque tampoco quiso declararse abiertamente gay. Lo cierto es que dejó a Visconti, sin contar la causa del fin de su convivencia y su puesto lo ocuparía el austriaco Helmut Berger.

Es difícil que sea aceptado Alain Delon como homosexual, pero no sería el único caso de quien se ampara en la celebridad de alguien para alcanzar peldaños en su profesión, ahora que estos días se habla tanto de los favores sexuales. Porque su biografía sentimental es pródiga en idilios y amores apasionados. El primero con una cantante alemana llamada Nico, con quien tuvo al primero de sus cuatro hijos, habidos con tres mujeres, llamado Christian Aaron Boulonge, que vino al mundo en 1962. Seguramente porque era cuando iniciaba su carrera, no tenía suficiente dinero ni tampoco conciencia responsable de su paternidad, mas el caso es que nunca reconocería a este chico, que físicamente era un clon suyo. La mujer que inmediatamente ocupó después un lugar preferente en el corazón del galán era una estrella austriaca que aún gozaba de la notoriedad que le habían deparado las historias melifluas y azucaradas de la serie "Sissi, Emperatriz". Huyendo de aquella imagen cursi de sus películas, que no obstante le habían proporcionado justa fama y dinero, trató de cambiar su identidad artística rodando películas en Francia como "La piscina". Conocer a Alain Delon fue para ella como un "shock". Una pareja que semanalmente aparecía en la prensa rosa. Desde 1959 a 1963 no hubo para el galán ninguna otra mujer a la que adorar, al menos que se sepa. Pero un seductor como él nunca se resigna a tener solo una mujer. Y Romy Schneider sufrió un serio revés sentimental cuando él dejó poco a poco de amarla. El final de aquella sensible mujer fue espantoso, tras la muerte de su hijo Christian cuando saltaba la verja de su casa, y acabó sumida en la desesperación, a base de alcohol y barbitúricos.

Llegó después a la vida del actor una francesa nacida en Marruecos, Nathalie Canovas, atractiva de largos cabellos rubios que con su cámara fotográfica conquistó el voluble corazón de Alain Delon, con quien tuvo en 1964 un hijo llamado Anthony, a quien conocí en Madrid en un campeonato de golf, típico "niño de papá", estúpido y maleducado, como ya venía siendo reconocido en la prensa gala. Lo contrario del hijo de Jean-Paul Belmondo. Pero es que los propios padres eran el puro retrato de sus descendientes. Cuatro años duraría ese primer matrimonio de Alain Delon, de los dos que ha tenido, pues el resto de las mujeres que adornan su historial han sido simplemente compañeras, amantes, ligues o como cada cual pueda pensar. Desde luego, quien sustituyó luego a Nathalie fue una estupenda actriz, atractiva desde luego que no bella: Mireille Darc. No llegaron a casarse pero su convivencia fue larga, a partir de 1968. Él quería tener un hijo pero Mireille padecía unos trastornos cardíacos que no lo aconsejaban. Tal vez esa circunstancia fue lentamente apagando la pasión que Alain Delon sentía hacia la rubia estrella del cine francés, que murió en agosto de este año. Llevaban ya separados muchos años, desde 1982, aunque mantuvieran de vez en cuando contactos, siquiera telefónicos. El caso es que el fallecimiento de Mireille Darc dejó sumido a Alain Delon en una crisis de dolor y angustia, como quedó reflejado en los testimonios gráficos. "Fue el gran amor de mi vida", dijo a los informadores que lo acosaban a preguntas en el cementerio.

Cuando cambió a Mireille Darc por otra mujer, parece que no tuvo los mismos miramientos. Esta vez su segunda y última esposa no tenía un "curriculum" tan popular como sus anteriores mujeres: era Rosalie van Breemen, modelo, actriz y escritora de origen germánico, con la que tuvo dos hijos: Anouchka, en 1990, y Alain Fabien, en 1994. No mucho se contaba ya sobre la vida familiar de Alain Delon, alejado por culpa del paso del tiempo de la actualidad cinematográfica, y ausente de la vida social parisina, ya que en 1999 se estableció en Suiza, adquiriendo esa nacionalidad, por culpa del opresivo Fisco galo, lo mismo que había hecho antes Charles Aznavour y luego Gérard Depardieu. Si esa decisión benefició a las finanzas de Alain Delon, en cambio lo distanció de los medios informativos y su imagen, poco a poco, se fue diluyendo, al punto de que sin preguntáramos hoy a una chica de treinta años si sabe algo de la vida de este galán muy probablemente respondería que ignora su identidad. Pero se trata de un actor brillante, con películas como "A pleno sol", "El samurari", "El eclipse" y "El gatopardo", frecuentemente revisitadas por los cinéfilos.

En España rodó tres películas que yo recuerde: "El tulipán negro", de 1964, que coprodujo José Luis Dibildos, imponiendo en el reparto como era lógico a su novia entonces Laura Valenzuela; "Sol rojo", de 1971, y "El Zorro", fechada en 1975. Con ocasión del rodaje de los dos últimos títulos tuve ocasión de conocer al galán, resultándome tremendamente antipático, quien cuando le regalé un ejemplar de "Semana", donde yo entonces prestaba mis servicios, al ver unas imágenes suyas, mostró su ira y mala educación, protestando porque no le favorecían. El guapo se sentía herido en su estúpida vanidad. Y me negó la entrevista. Para humillarme, aceptó que el reportero de una emisora local que estaba a mi lado le hiciera unas preguntas. Un tipo este fanfarrón actor que siempre que llegaba a Madrid se las apañaba para que una agencia especializada en esos asuntos de alcahueta le proporcionara compañía femenina. Sin tener nada que ver con esos procedimientos intermediarios, supongo, Bárbara Rey se las compuso al menos una vez que yo sepa (parece que hubo más encuentros) para llevarlo a un "tablao" flamenco, previo aviso a un amigo fotógrafo. Y del "tablao" se dirigieron a donde ella habitaba. Relaciones hispano-francesas…

Visiblemente desmejorado, pero desde luego aún "de buen ver" a sus ochenta y dos años cumplidos el pasado 8 de noviembre, Alain Delon, tan abatido semanas atrás por el óbito de Mireille Darc, se ha consolado pronto con otra dama que debe padecer acaso la misma soledad que él: la antigua periodista Valerie Trierweiler, pareja en tiempos del ex presidente francés François Hollande, que le puso los cuernos sin ningún pudor con la actriz Julie Gayet. Dolida por tan mezquina y nada caballerosa actitud, Valerie publicó un libro de memorias poniendo a caldo al mandatario galo. Ahora, con ganas de darle alegría a su cuerpo (como dirían Los del Río) se ha liado la manta a la cabeza yéndose a vivir con Alain Delon, convertida en el paño de lágrimas de un galán octogenario que ve como los días pasan y él ya no es aquel por el que suspiraban millones de mujeres.

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